El grupo

El grupo

Las sociedades, los grupos humanos, son más fuertes que quienes quieran destruirlos. El sentido de pertenencia se impone contra cualquier fuerza que intente separar al grupo, que fuerce para hacerlo desparecer.

Lo difícil es conformar un conglomerado con intereses comunes,  aspiraciones similares, que haya adquirido conciencia de la importancia de la unión.

Alguna vez leí una frase atribuida a un pensador chino del siglo XV antes de Cristo, que decía: “la unión de pequeños esfuerzos y sacrificios dirigidos con voluntad creadora es capaz de alcanzar  grandes metas”.

Lo que permite identificar a un grupo es la coherencia con que construye su cultura. No habrá país, no habrá grupo, si no hay metas comunes que permitan un conjunto de acciones en beneficio del grupo, en beneficio del país.

Fueron los intereses comunes los que permitieron las guerras de la independencia de los países que se sintieron acogotados por la acción de personas, o grupos de personas, que abusaron de una y otra manera de pueblos que eran mantenidos en la oscuridad.

La verdad es como el agua, siempre encuentra una rendija por donde salir para cumplir con su destino, iluminar la mente de los hombres con información, con sabiduría, con amor a la libertad, con ánimo para instaurar y mantener la democracia.

La verdad es un instrumento tan fino, tan decisivo, tan definitorio que se parece al sol. Es imposible oponerse a la luz de la verdad, por eso, pase lo que pase, mañana saldrá el sol. El hombre se mueve en busca de otros hombres para formar un grupo que se construye con el tiempo, porque sí, porque la naturaleza del hombre es vivir en  sociedad. Lo difícil repito, es que se forme la sociedad, que puede iniciarse con otro y  la suma de otros constituye el grupo.

El grupo puede tener tropiezos, puede disminuir en número de  integrantes, pero la voluntad de permanencia, el sentimiento de pertenencia se impone. La pertenencia  es un modo de identificación que fomenta la solidaridad entre iguales y sirve de apoyo entre unos y otros.

Una sociedad no desaparece por la voluntad de un hombre. En el peor de los casos un grupo enfrentará a otro grupo y nadie sabe nunca cuál de ellos resultara ganador.

Se juega a la destrucción del grupo cuando se tiene la certeza de que sus fuerzas son menores que las fuerzas del adversario, entonces llega un momento decisivo: se pelea y se hace daño al grupo o se buscan y logran acuerdos decentes.

El PRD no será destruido. Las armas están ahí: pelearse y disminuirse o acordar seguir como grupo fuerte y cohesionado.

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