El hábitat frágil de mucha gente

El hábitat frágil de mucha gente

La muerte de tres menores y un adulto a causa de desplomes de viviendas causados por las lluvias, nos obliga a invocar el Día Mundial del Hábitat, que se conmemora cada 3 de octubre, cuya consagración por parte de la ONU se inspiró en el derecho que tiene cada familia a una vivienda digna. Nos empuja a recordarle al Gobierno que uno de los objetivos de esa conmemoración para el 2016 es, precisamente, crear conciencia sobre la necesidad del acceso universal a una vivienda asequible en zonas urbanas, pueblos y ciudades.
En el barrio Capotillo murieron dos niñas al colapsar su vivienda, otro niño falleció aplastado por una de las paredes de su casa en La Puya, de Arroyo Hondo, y un hombre perdió la vida en Manoguayabo, en similares circunstancias. La fragilidad del hábitat de estas personas, más que cualquier otro factor, fue causante de la pérdida de estas vidas de gente pobre, de condiciones de vida deplorables.
Hace falta que el Gobierno se meta en los barrios para, en base a un diagnóstico sobre vulnerabilidad y potencial peligro, desarrolle planes de mejoramiento de las condiciones de vida de la gente. Algo similar a lo hecho en las favelas de Brasil, sin pretender soluciones tan vistosas y caras como el reemplazo de La Barquita. El derecho de la gente a vivienda digna y segura tiene que ser respetado a todo trance.

Devastación en el Noroeste

El Ministerio de Medio Ambiente, que ya le fijó término a la agricultura insostenible en Valle Nuevo, tendrá que girar la mira hacia el Noroeste, en cuyas lomas, llanos y cuencas de ríos se está talando árboles y extrayendo materiales de ríos de manera dañina para los ecosistemas. Representantes de unas veinte organizaciones de ecologistas, religiosos, comunitarios y de agricultores mostraron los pasivos ambientales dejados por la práctica que denuncian, y que ha arrasado, inclusive, con el 90% de las áreas cultivadas de café.
Las prácticas que generan pasivos ambientales severos tienen que ser tratadas con suma dureza, porque son un atentado contra la biodiversidad. Recomendamos al ministro de Medio Ambiente, Francisco Domínguez Brito, que se dé una vueltecita por la zona y tome las medidas pertinentes.

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