El haitiano pelotero

El haitiano pelotero

Tenemos una obligada fusión territorial con los haitianos. Sin embargo, los abusadores de siempre han convertido esa circunstancia geográfica en una simbiosis social y cultural casi indisoluble. Desde el histórico cultivo de la caña de azúcar, hasta las labores domésticas y de construcción de hoy, los haitianos influyen tanto en la economía dominicana  que ya algunos proclaman: “¡Qué sería de nosotros sin los haitianos!”…Habría que “doblar el lomo”, “coger candela” y saber “si el gas pela” en los campos y las construcciones; ser obreros de nuestras propias realizaciones y explotarnos los unos a los otros.

En la actualidad, si por una labor se paga 50 pesos a un haitiano, ningún dominicano quiere hacerla por menos de 300 pesos y eso genera la búsqueda incesante de mano de obra haitiana. La invasión pacífica del territorio dominicano no ha sido planificada por los haitianos; se la han puesto en bandeja de plata los incorregibles buscadores de mano de obra barata. Ya en tierra dominicana, van a nuestras escuelas, hospitales y otras instituciones, donde, por solidaridad humana no son rechazados.

Pese a lo anterior, algunos ingenuos, como yo, creíamos que todavía la penetración haitiana tenía un límite porque aún no teníamos un haitiano pelotero, pero resulta que hay varios, con uno o más en grandes ligas.

Tremenda pendejada podría ser que hasta en béisbol nos sustituyan los haitianos.

Afortunadamente uno o dos no significan nada frente al gran volumen de nuestros peloteros.

Sin embargo, hay que tener cuidado, porque ellos prefieren el fútbol y se perfeccionan en esa disciplina y es posible que en algún momento nos saquen de la República Dominicana, precisamente, a patadas limpias.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas