De todas las consecuencias de la miseria, la menos tolerable es el hambre, pues podemos no tener lecho, techo, vestimenta, diversión, visión, audición o voz, pero no podemos dejar de comer, porque indefectiblemente moriríamos. Por ello, en la mayoría de los grandes conflictos humanos, como las guerras, está el hambre.
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Javier Milei ganó las elecciones presidenciales en Argentina, apoyado en una realidad independiente de sus discursos aunque muchos no lo aprecien y es que Argentina ocupa el primer lugar del mundo con el nivel más alto de inflación, principal factor de hambre colectiva, reportado como 143 por ciento, siendo el único país con tres dígitos cuando la comunidad internacional se preocupa con aquellos que llegan a dos.
En muchos lugares del mundo el crimen, organizado o no, y los hechos horrorosos, son estadísticamente más frecuentes donde hay más hambre; por eso en este mismo periódico el 22 de diciembre del 2009 planteamos que el hambre saca la sangre, reflejándose en acciones como los votos de castigo contra los que oprimen los pueblos.