El hijo pródigo de vuelta a la selva naqueña

El hijo pródigo de vuelta a la selva naqueña

El pasado jueves 18, mi esposa y yo retornamos al servicio leonístico en el club capitaleño que nos había acogido en 1992, al retornar a la ciudad después de una larga, fructífera y agradable estadía en la selva del club de Bonao, en donde desarrollamos una amplia y gratificante tarea de servicio comunitario en soporte a los sectores más necesitados de esa dinámica comunidad.

El retorno, el pasado día 18 a la selva del club de Leones Santo Domingo-Naco, me abre las puertas a un desafío personal, ya que por la calidad y entusiasmo de la matrícula del club, me obliga a sacudirme de la pereza y acomodo que impone la edad para desplegar de nuevo el esfuerzo que contribuya a los programas de apoyo comunitario que tiene establecido el club desde hace años.

Nuestro retorno es muy importante, ya que un apreciado y distinguido león, respetado y admirado por todos los leones dominicanos y con 90 años de edad, Persiles Ayanes Pérez Méndez, demuestra su energía asumiendo la presidencia para llevar a cabo sus planes de servicio y organización, de lo cual es un adicto y firme defensor. A la vez nos permite apoyar a una distinguida dama león de la selva naqueña, Carmen Aida Rodríguez de Zaldívar, que en pocos días se juramentará en Hawaii durante la convención internacional como gobernadora del distrito R-3.

La matrícula de los leones de Naco ha sido y es una cantera inagotable de hombres y mujeres para ocupar las posiciones cimeras del leonismo dominicano; hasta la fecha han aportado diez gobernadores de la propia selva y otros tres que han llegado desde otros clubes después de ocupar posiciones cimeras en sus clubes originales. Ahora, una dama naqueña será la primera de la selva que ocupará la gobernación del distrito R-3 para el período 2015-2016.

Dentro pocos meses, el leonismo internacional estará celebrando el primer centenario de su fundación, ocurrido en el hotel Adolfo de Dallas, Texas, en 1917 con su principal mentor Melvin Jones, que por muchos años sostuvo con su entusiasmo el crecimiento leonístico y lo diseminó por todo el mundo para superar de nuevo la cifra de un millón cuatrocientos mil socios. El leonismo dominicano celebró el pasado año los 50 años de su fundación, aquella vez de 1964, en una lucida ceremonia en el hotel El Embajador, contó con la presencia de las principales autoridades del país, de los leones padrinos de Puerto Rico y del presidente Internacional Claude De Vorss, para de esa forma oficializar el leonismo internacional en Dominicana, después de algunos intentos fallidos ocurridos en pasados tan lejanos como en 1945 y luego en 1962, meses antes de la instauración oficial.

Contando con el apoyo del Club Deportivo Naco, sede de los leones y en donde tiene su local, el club ha podido desplegar un amplio programa de asistencia comunitaria con el mayor énfasis en combatir la diabetes, manteniendo una clínica para suministrarle a personas necesitadas de la insulina que necesitan para el control de la enfermedad, a la vez que combinan con otros programas de combatir la ceguera, patrocinando operaciones de cataratas, para lo cual reciben un apoyo económico apreciable de la fundación internacional de los leones.

Retornar a mi club de acogida, que en 1992 me recibió cuando regresé a la capital después de mi vida en Bonao, constituye un desafío personal, ya que por el avance de la vida terrenal, uno se acomoda a la paz del hogar y la rutina de la vida del envejeciente y que solo aspiro con tener un buen libro para leer, incursionar en internet o un buen programa televisivo para disfrutarlo, aparte de contar con la presencia de la esposa, de los hijos y nietos que saben darle sabor a la vida de los abuelos. Ellos constituyen un estímulo para continuar disfrutando de la vida.

Además, ver el entusiasmo de Persiles Ayanes Pérez Méndez, que asumió la presidencia de los leones del club Naco, es un estímulo para que nos sacudamos de nuestra indolencia y asumamos una acción de servicio comunitario que permita al leonismo recuperar su sitial y hasta pasión por volver a verlo de cómo se desarrollaba en los primeros diez años de su llegada al país, esa vez el entusiasmo cundía por todas partes, que ni siquiera los acontecimientos patrióticos de 1965 pudieron detenerlos completamente.

 

Publicaciones Relacionadas

Más leídas