En las entrevistas y comparecencias ante el país del ex presidente Hipólito Mejía en los diferentes medios de comunicación, se nota claramente un cambio en el actual precandidato a la presidencia por el Partido Revolucionario Dominicano -PRD-.

Contrario al pasado, el líder perredeísta está ahora externando sus criterios con mucha claridad, peso, responsabilidad y visión de futuro.

Esta percepción produce, indiscutiblemente, un cambio de actitud en la población votante.

Cuando Hipólito salió del poder, salió con un rechazo tan alto del pueblo que  llegó a  plantearse que quedó descalificado de por vida para pensarse en la posibilidad de que podría volver a dirigir los destinos de la nación.

Sin embargo, es sorprendente ver cómo su figura parece ir posicionándose poco a poco dentro de la simpatía de los ciudadanos.

Se aprecia que él se contrapone con ventajas  a un Miguel Vargas Maldonado que ha sido tímido en hacer oposición al Gobierno y que, por demás, parece haberse dejado engatusar por el presidente Leonel Fernández.

Todo indica que en una contienda interna, Hipólito podría llevarse de paro al actual presidente del partido blanco.

No se explica cómo es posible que Miguel Vargas se mantenga empantanado con una simpatía interna en igualdad de condición con el expresidente Mejía, quien, incluso, afirma estar muy por encima.

El gracejo de Hipólito se vuelve a pegar en un pueblo abrumado por la carestía de la vida, los fuertes apagones, los altos niveles de delincuencia, las drogas y el estilo de vida despampanante de funcionarios que ofende a los pobres y desamparados.

Hipólito como que dice con buena gracia lo que la gente desea que se le diga a Leonel Fernández y al equipo del PLD.

Es claro que “Volvió Papᔠestá prendiendo.