El hombre actual,
Doña Ligia Melo

El hombre actual, <BR>Doña Ligia Melo

En  la inauguración del 2do Festival de Poesía, el poeta José Mármol señaló: “es una excelente oportunidad para desmentir la  infamia de la trivial  y vacía sociedad del espectáculo, del capitalismo salvaje y de la existencia autómata en la carrera delirante por la eficacia y la eficiencia narcóticas de la productividad y el comercio galopantes”.

Quien así hablaba, lo hacía con la sabiduría de los poetas, es una realidad incontrovertible en el hombre moderno, que hemos cambiado aspiraciones, sueños y anhelos, por las manifestaciones descarnadas de lo tangible, lo racional y lo simple.

Tuve el alto honor de “dilectar” en Bávaro, con doña Ligia Amada de Cardona, la que  me confesó ser -una ferviente lectora- de mis contribuciones dominicales, ella quien es uno de los funcionarios más eficientes e íntegros del gobierno, y de quien nos honramos con su amistad. Con su sabiduría de educadora, comparte con nosotros iguales juicios sobre el hombre moderno, la gran irresponsabilidad del humano actual, coincidiendo plenamente con nosotros, lo que nos satisface.

Lo material por sí solo poco significa. Al contrario, es factor de engaño sugerir falsamente la felicidad en las condiciones que se asumen en el simple poseer “cosas”, que cada vez se hace más reinante en nuestra sociedad, y si pudiéramos sintetizarla, sería la –oración- de aquellos que sólo saben materializar: “Lejos, señor, de nosotros la funesta manía de pensar”. Sucede que una parte de nuestra sociedad ha caído en la aridez espiritual y se ha rendido a las propagandas esclavizantes de lo simple y material, y en verdad tienen una forma de pensamiento, una cultura, un preocuparse y una mentalidad muy parecidas al zapato chino de otras épocas. Satanizan a los predicadores de educación, del buen saber, muchos otros como ella, no dejamos de soñar con un país prospero y educado, donde nuestros descendientes puedan desarrollarse y ser felices en estrecha vinculación con una sociedad más avanzada, más científica y tecnológica.

Pero esa moral y esa ética, existen y pugnan por manifestarse en muchos aspectos en toda la humanidad. Debo darle la razón a mi padre, es un verdadero soñador, que nunca ha perdido la fe de que habrá grandes realizaciones en la educación y la tecnología que lograrán la mejoría del hombre dominicano. No niego que en ocasiones me falta fe y siento que el efecto esterilizador del pensamiento de la modernidad, y la liviandad social, percibo que estrangulan  las aspiraciones de los incontables que deseamos una mejor nación, y que abrigamos en nuestros corazones el anhelo de una perfección cultural que a veces siento inalcanzable.

Soy de los que milita en el optimismo y la solidaridad. Descongelemos el ritmo del tiempo, motivemos los proyectos para luchar todos como sociedad contra esa “simpleza existencial”, esa falta de valores éticos que matan ideales, fomentemos la educación. Despejemos esa niebla ansiosa de la ignorancia. Hay que rectificar el rumbo, eliminar esa angustia deshumanizante. Ese funesto pensamiento de –alas cortadas- que tienen muchos coterráneos, desaparecerá. El futuro dominicano, dependerá de nuestros crisoles pensantes de la mente y el espíritu, donde sólo habrá de tener cabida el pensamiento científico, filosófico y técnico, con un trabajo paciente y tenaz, indispensable para las obras de largo alcance, como lo está haciendo Doña Ligia Melo, en la SEESCyT, con perseverancia.

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