El hombre nuevo

<p>El hombre nuevo</p>

UBI RIVAS
El día 3 del presente mes de enero, la doctora Milagros Ortiz Bosch, ex vicepresidenta de la República y aspirante a la nominación del PRD en la convención del 28 próximo a la Presidencia de la República en los comicios del 16-05-08, convocó una rueda de prensa en la que entregó un documento que intituló Acuerdo por un País Mejor.

En esa pieza, la educadora, política y empresaria exitosa, delineó lo que estructuraría su programa básico de gobierno, aludiendo todas las fallas que eran las mismas cuando se desempeñó como segunda mandataria en el cuatrenio 2000-04, sin que se lograra un ápice de avance en lo que eran sus retos y ahora sus denuncias.

Aseguró que variaría, de ser favorecida primero por la convención del PRD a la candidatura presidencial que dispusta con el magnate de la industria de la construcción ingeniero Miguel Vargas, y luego por los electores, la mácula oxidante de concluir con la práctica de hacer de la política un negocio de grupos y no una motivación de servicio social, espontánea y altruista, no el estercolero de hoy.

Transformar la educación que no obtuvo siendo titular de esa cartera, así como seguridad ciudadana que no obtuvo cuando era secundador del PPH, antes de su desempeño en el poder y luego en las entrañas del mismo.

Congelar la política perversa del endeudamiento externo que el gobierno que copresidió subió a más de US$4 mil millones, así como ordenar el suplicio de Tántalo sin aparente solución de continuidad del impasse energético por ausencia de voluntad política, que el presidente Leonel Fernández empezó en el gobierno anterior suyo con los Acuerdos de Madrid por un lustro y que el PPH extendió a tres lustros.

¿O miento?
Propiciar la separación de los poderes del Estado como enunció la doctora Ortiz Bosch es un sueño de Vestal cuando el Poder Ejecutivo domina el Congreso y aún sin dominarlo cuando acciona el hombre del maletín que deposita en cuentas bancarias, es decir, que ya ni necesita del maletín.

La paz fiscal que anunció la convocante a la rueda de prensa es una mentira porque ningún gobernante se empeña en imitar algunas de las escasas referencias realmente positivas que reflejó el presidente Joaquín Balaguer en moderar los egresos y experimentar grima con los endeudamientos externos.

La segunda administración de Leonel Fernández ofrece muy tenues referencias de corregir esos descaminos y desaciertos, y entonces el votante frustrado necesariamente se ve compelido a depositar sus esperanzas, que es lo último que pierde un ser humano acompañado de gusto, a bosquejar, aspirar, pretender, encontrar, un hombre nuevo con la suficiente disposición y coraje (la palabra es otra, bien sabida), para enrrumbar por derroteros deseados y concretos el destino nacional.

No hay voluntad política a ojos vista ni siquiera para ordenar a las Fuerzas Armadas cumplir con lo estatuído en la Ley 285-04, que regula la política migratoria del Estado dominicano y deshaitianizar el país, demograficamente saturado de nacionales indocumentados de ese país y nadie mueve un dedo porque el Presidente no lo dispone ni ordena.

Idéntico a 1928, estamos en los pódromos de un hombre nuevo, un gendarme con vocación civilista, pero con los lineamientos precisos del cuartel, por la vía institucional del voto, que consiga superar el marasmo que frustra los elementos primarios nodales de la sociedad dominicana.

Un hombre nuevo que en verdad devuelva al contribuyente en bienestar de educación, salud, calles y carreteras asfaltadas, seguridad absoluta del servicio eléctrico, transporte, acueducto, todo leo que tributa en impuestos al Estado.

No es algo de otro mundo, como se aprecia, solo que con trillar a los mismos dirigentes de los tres partidos, estamos fritos.

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