«El horno no está para galletitas»

«El horno no está para galletitas»

FIDELIO DESPRADEL
Jocosamente, a El Coctelero le gusta decir: «el horno no está para galletitas», para referirse a una situación que sólo puede ser manejada por personas, no sólo con experiencia sino también con la determinación y el valor para enfrentarla. Pienso que así es la situación por la que atraviesa hoy la República Dominicana.

Mientras los problemas estructurales de la economía se complican cada día más, al gobierno se le está enredando en las patas todo lo relacionado a la reforma fiscal, las medidas compensatorias al aparato productivo, el crónico déficit eléctrico, la creciente inseguridad ciudadana, el manejo del fraude bancario, la escasez de circulante, el deterioro explosivo del llamado «problema haitiano» y las ambiciones y traperías de una clase gobernante que no tiene límites en su atraso, ceguera y voracidad.

Sin una estrategia bien definida y sin señales claras para los jugadores que están en su propio campo, el gobierno luce desbordado por los problemas y con una inmensa capacidad para enredarse en su propia madeja. Cada funcionario «jala» para donde cree más conveniente, sin que se vislumbre un capitán y un mando en el que se pueda confiar. Atrás quedó el metro, con sus 700 millones consignados en el actual presupuesto, y tal parece que la isla artificial es tan sólo un recurso para manejar dolosamente 600 millones para «los estudios». Pero ambos casos refuerzan la sensación de un barco sin timón, en medio de una gran tormenta.

El PLD, su equipo dirigente y el señor Presidente siempre actuaron a la sombra del profesor Bosch, sin tener que esforzarse mucho, y cuando les tocó gobernar (96-2000) lo hicieron en una situación muy favorable, donde ni por asomo existían los graves problemas de hoy. Hasta el problema de la minoría cameral lo resolvieron con unas cuantas decenas de millones de pesos y otras tantas obras entregadas grado a grado a los voraces legisladores de la «oposición». Ahora la pelota «es con duro», y además, los compromisos contraídos en el proceso electoral, y antes, con algunos poderosos sectores, entre ellos los desfalcadores de bancos, restringen su capacidad de maniobra.

¿Pero es sólo al gobierno al que le está quedando grande esta «pelota»? Lo del PRD, con su «nueva» dirección está por verse. El gobierno se le está poniendo «de pechuguita», pero no sé si tienen la libertad de movimiento y la capacidad para aprovecharla al máximo. Después de todo, el señor Hertell y el gobierno a quien le sirve ha demostrado con creces que no permite que los jugadores bajo su mando se salgan del redil. Y para hacer una oposición efectiva al actual gobierno, enfrentando los grandes problemas que aquejan la República, se requiere de mucho más libertad de movimiento y mucho más espíritu progresista y patriótico del que adorna a la gran mayoría (con honradas excepciones) de los integrantes de las cúpulas perredeístas.

El gran reto lo tenemos todos los sectores que nos colocamos en una posición progresista, patriótica y revolucionaria, y que planteamos, aunque en una forma distinta y desigual, la necesidad de construir una Alternativa Política Independiente, que cambie el rumbo del país.

Lo único que se percibe, hasta ahora, en nuestro amplio litoral, es cierto cambio de actitud en lo relacionado al dañino vanguardismo que siempre nos ha acompañado, una actitud unitaria más sincera y un despertar al activismo político. Estos cambios son, de por sí, muy importantes, pero necesitamos apurar el paso, porque la situación se nos viene encima, y como ya he expresado, no permite, ni improvisaciones ni tampoco diletantismo.

Tenemos ante nosotros un sistema de partidos desacreditado que se esfuerza por «renovarse» y reciclarse. Si no aparece en el horizonte una propuesta o alternativa, que el pueblo la perciba como coherente, no debemos tener dudas de que este sistema de partidos se va a reciclar, para desgracia del país.

Tenemos ante nosotros la necesidad de defender la producción nacional y el aparato productivo nacional, dentro de una propuesta que sea, a la vez, una estrategia y una ideología. Ideología en el sentido de que defender el aparato productivo es defender la Soberanía, la Independencia, la integración de los pueblos y los gobiernos progresistas de América Latina y la ruptura con la dependencia.

Tenemos por delante un Bloque de Poder que tiene en su seno un sector hegemónico que es el responsable de todo este desastre, y millares y hasta centenares de millares de productores, que son, también, parte afectada y son los portadores de muchas de las posiciones que nosotros defendemos.

Tenemos una situación entre los dos pueblos que comparten la isla, que podemos denominar «problema dominico-haitiano», ante el cual hemos adoptado la actitud del avestruz, metiendo la cabeza en la arena.

Y tenemos a la primera potencia mundial, metida cada vez más en nuestro país, con la meta, no sólo de acabar de subordinarnos económicamente, sino de instalar en nuestro territorio una base militar permanente, designio que cuenta con el apoyo de una clase gobernante que apoya las peores fechorías ejecutadas por los Estados Unidos.

¡Es necesario que apuremos el paso!

Publicaciones Relacionadas

Más leídas