Hablar del hotel Jaragua es hablar de 70 años de historia dominicana. Desde que abrió sus puertas, el 17 de agosto del 1942, en plena Era de Trujillo, se convirtio en un lugar donde acontecían las principales fiestas de la ciudad, por lo que se ha convertido en un ícono nacional.
Fernando Ritchie, director financiero del Renaissance Jaragua Hotel & Casino, cuenta que en 1985, tres inversionistas norteamericanos lograron un contrato de administración con el Estado Dominicano, por 30 años, en el cual se comprometieron a demoler el edificio y construir una torre.
Se inauguró en 1989 y fue financiado por el Banco Mundial, que exigió que se utilizara el código de construcción de California, porque es una isla expuesta a muchos temblores de tierra y éste es mucho más rígido, dijo el ejecutivo.
Luego de dos años, se fueron a la quiebra y se vieron obligados a vender. Fue entonces (1991) cuando Ramada Renaissance, un grupo de Hong Kong, empezó a administrarlo.
Administradores actuales. En 1997 los chinos decidieron vender la marca Renaissance a otra compañía americana llamada Marriott Internacional, que tiene 17 marcas y opera en 68 países diferentes.
El hotel Jaragua de hoy. Según señala Ritchie, este histórico hotel cuenta con 300 habitaciones; el gran salón Anacaona, con capacidad de 800 a 900 personas; el salón La Fiesta, para 1,200 personas y 5 salones menores con capacidad para 400 personas. Además, tiene una piscina, bares, restaurantes y un casino recién remodelado.
Labor benéfica. Ritchie explica que actualmente están apoyando al Hogar Renacer, de Villa Mella, una casa administrada por religiosas donde viven 18 niñas de 9 a 18 años, que fueron abusadas sexualmente.
En la cena benéfica que realizaron recientemente, el ejecutivo dijo que recaudaron un millón 800 mil pesos, de los cuales un millón fue destinado a la Fundación Quiéreme Como Soy, una causa muy noble, y los 800,000 se le entregaron al Hogar Renacer. Pero espero recaudar 2 millones de pesos más para la misma causa.
Destaca que nuestra propuesta no es darles comida a esas niñas, sino cambiar su destino.
Una vez al mes, el hotel enviará al chef ejecutivo y al pastelero, para que les enseñe a cocinar y aprendan ese oficio.
Nosotros compramos pastelitos, y ¿por qué no comprárselos a ellas? Y las ganancias las depositaremos en una cuenta para que cuando salgan de ese refugio, tengan dinero en el banco.
No es solo darles el pescado, sino enseñarles a pescar, indicó Fernando, quien trabaja allí desde el 1992.
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Remodelaciones
Como consecuencia del huracán George, en 1999 remodelaron las habitaciones. La última fue en el 2005, cuando se remodeló el salón Anacaona. Marriott recientemente consiguió la extensión del contrato con el Estado Dominicano, y actualmente estamos trabajando con un grupo de arquitectos, para remodelar el hotel completo, para los tres primeros meses del próximo año, dice.