El huevo y la gallina

El huevo y la gallina

Ahora resulta que el cólera lo trajo a la isla un soldado nepalés de los que prestan servicios como boinas azules, bajo la bandera de las Naciones Unidas.

Parece que lo importante no es la epidemia en sí, sino si provino de tal o cual país, cuando lo que se impone es evitar su propagación.

Pero ¿cómo se evita la propagación del cólera?

Recordemos que los obreros de la construcción, para poner un ejemplo, se alimentan de comestibles preparados frente al lugar donde se levanta el edificio, cocinados en un anafe de carbón o una estufa ambulante, en instrumentos de cocina que se manejan con toda la falta de higiene del mundo.

La mujer que los prepara maneja los alimentos crudos sin el mínimo de higiene que representa pasar sus manos por agua, ya que no hay en el lugar. En caso de que haya agua se trata de un envase que contiene un líquido que cada vez se contamina más con la entrada y salida de las manos.

El consumo de alimentos que se ofrecen en las calles es uno de los peores atentados contra la salud pública que se cometen con la aceptación de todos.

En los calderos usados para freír plátanos, huevos, empanadas y toda suerte de alimentos con aceites empleados  una y otra vez hasta que se mezclan los residuos de unos y otros por el empleo de la misma grasa.

Nadie sabe cómo se procesan los dulces que se venden en las calles, ofertados en bandejas que contienen los productos, sólo cubiertos por un papel cualquiera, como llamando a moscas y otros insectos a que aterricen entre el azúcar.

¿Y qué decir de los jugos?

Exprimidos en instrumentos con ninguna higiene, vendidos por personal sin ningún tipo de protección.

Vivimos en un país donde los alimentos, antes de ser procesados, son mantenidos en depósitos que carecen de las mínimas condiciones para su conservación.

Vendedores de frutas y trozos de frutas que pelan sin ninguna protección para las manos, manos que manejan dinero, en billetes y monedas, al mismo tiempo que sostienen, por ejemplo, una piña con la misma mano que usan para el dinero.

Ojalá que en el Censo recién aplicado se haya preguntado cuánta gente tiene que cargar agua en recipientes para sus necesidades, lo que no es garantía de que más o menos se higieniza debidamente la gente y los instrumentos de cocina.

El problema ni siquiera es cuál fue primero si el huevo o la gallina, el problema es la falta nacional de higiene.

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