El huracán Katrina dejó 55 muertos y cuantiosos daños

El huracán Katrina dejó 55 muertos y cuantiosos daños

NUEVA ORLEANS (AP).- La furia del huracán Katrina se cobró la vida de al menos 55 personas en Estados Unidos, dijeron el lunes por la noche las autoridades. Los vientos de hasta 233 kilómetros por hora (145 mph) entraron con fuerza en la costa estadounidense del Golfo de México. Las lluvias que arrastró inundaron vecindarios enteros, comercios y calles.

   Jim Pollard, portavoz del centro de operaciones de emergencia del Condado de Harrison County, dijo que 50 personas murieron en su región. Explicó que la mayoría de los decesos se produjeron en un edificio en Biloxi.

   Otras tres personas perecieron a causa de la caída de árboles en Misisipi y dos en un accidente de tráfico en Alabama, dijeron las autoridades.

   Para los habitantes de Nueva Orleans, Katrina no fue la tormenta apocalíptica que muchos preveían. La ciudad, que se encuentra por debajo del nivel del mar, no llegó a recibir el impacto directo del huracán, ya que justo antes de tocar tierra se desvió al este de la ciudad.

   Sin embargo, los daños fueron palpables en la ciudad y en otras zonas de la costa. Decenas de personas fueron rescatadas de techos o áticos a medida que las aguas subían a pasos acelerados.

   Se cree que hay muchos más muertos, sobre todo en las zonas donde los equipos de rescate no pudieron acceder por la crecida de las aguas.

   «Para algunos, fue su última noche sobre la tierra», dijo Terry Ebbert, jefe de seguridad interior en Nueva Orleans, acerca de los que desoyeron la orden de evacuación. «Es una forma terrible de aprender una lección». Nueva Orleans tiene una población de 480.000.

   Katrina, que avanzaba hacia el norte con mucha menos fuerza y ya convertida de nuevo en tormenta, dejó sin luz a más de un millón de personas desde el estado de Luisiana a la región noroccidental de la Florida. Las autoridades informaron que podría tomarles hasta dos meses reparar la electricidad a todo el mundo. Diez hospitales de la ciudad estaban utilizando generadores de electricidad.

   El gobierno federal desplegó todas las medidas a su alcance para distribuir equipos de comunicación, generadores de energía y demás utensilios, así como médicos, a las zonas más golpeadas.

   Katrina se debilitó y paso a categoría de tormenta tropical mientras pasaba por el oriente de Misisipí a una velocidad de 34 kph, pero los vientos aún eran peligrosos con velocidades de hasta 104 kph.

   Los meteorólogos advirtieron que mientras el sistema se desplaza hacia el noreste, se pronostica que el sistema provocará de 10 a 20 centímetros de lluvia en el valle de Tenesí, en el valle de Ohio, y en las regiones de los Grandes Lagos, con mayores acumulaciones en algunas zonas. La presencia de tornados también era previsible en partes de Misisipi, Alabama, y en la región noroccidental de la Florida.

   Las refinerías del Golfo señalaron que el daño del huracán parecía ser mínimo, aunque aún estaban evaluando el impacto. El presidente George W. Bush contemplaba acudir a las reservas nacionales de crudo para paliar el corte de producción.

   Katrina amenazó con entrar a tierra como un feroz huracán de categoría 5, la más fuerte en la escala, pero poco antes de penetrar perdió fuerza a categoría 4 y viró a la derecha, con lo que Nueva Orleans se salvó.

   El punto de entrada fue cerca a la ciudad de Buras, al este de Nueva Orlenas. Los fuertes vientos arrancaron árboles, pancartas, carteles, rompió vidrios y causó estragos allá por donde pasó.

   En la parroquia de San Bernardo se estipula con que 400.000 casas quedaron enterradas de agua.

   «Nunca he visto algo así en mi vida. (El agua) crecía y crecía», dijo Bryan Vernon, quien estuvo tres horas en el tejado de su casa mientras sus gritos en busca de ayuda se ahogaban entre los apabullantes vientos.

   Las olas llegaron a tener más de 6,5 metros en Misisipí, donde las ventanas de un importante hospital se rompieron, los postes de electricidad se cayeron y carteles quedaron destrozados.

   «Déjenme decirles algo. He salido. Es una devastación total», expresó el jefe de bomberos de Gulfport, Misisipí, Pat Sullivan, que salió en medio del huracán para ver cómo estaban las áreas amenazadas.

   En la costa sur del lago Ponchartrain, vecindarios completos de casas de un piso estaban inundadas hasta los techos. Los cestos de basura y cubiertas de automóviles flotaban en el agua.

   La tormenta lanzó botes a tierra en Misisipí, inundó caminos en Alabama y cubrió puentes carreteros en el noreste de Florida. Al menos medio millón de personas quedaron sin electricidad desde Luisiana hasta Florida.

   En el estadio Superdome de Nueva Orléans, hogar provisorio de 9.000 refugiados de la tormenta, el huracán arrancó parte del techo, abriendo dos enormes boquetes claramente visibles desde el piso del centro deportivo. El agua entraba y los refugiados que estaban en ciertas secciones de las gradas fueron trasladados.

   La gobernadora de Luisiana, Kathleen Blanco, dijo que «el Superdome no está en una situación riesgosa».

   El gerente general del estadio, Glenn Menard dijo que ignoraba cuán grave era el problema. «No tenemos manera de lograr que alguien suba (al techo) para mirar», señaló.

   El alcalde Ray Nagin estimó que un 80% de los 480.000 residentes de la ciudad habían acatado un desalojo sin precedentes.

   Más de 4.000 efectivos de la Guardia Nacional se movilizaron en Memphis y ayudarán a patrullar las calles de Nueva Orleáns, dijo Terry Ebbert, director local de seguridad interna.

   El desalojo de Nueva Orleáns costó vidas. Tres residentes de un asilo murieron el domingo tras ser trasladados en autobús a una iglesia en Baton Rouge. La causa probable de los fallecimientos fue la deshidratación, dijo Don Moreau, de la oficina local de investigaciones forenses.

   La madrugada del lunes, las calles de la ciudad estaban vacías y los bares estaban cerrados, mientras ráfagas de viento azotaban la ciudad.

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