Trump se queja de que las corporaciones reinvierten los beneficios en el exterior en vez de repatriarlos. Su idea básica-el centro de la reforma fiscal-es que bajando impuestos a las corporaciones de 35% a 15%, cambia la tendencia, atrae capital extranjero, y que el aumento de la inversión potenciaría el crecimiento económico y el empleo.
De tres maneras podría impactar negativamente nuestra economía la fuerte rebaja de impuestos. A través de los intereses. Aumentarían a nivel internacional, encareciendo la deuda del Gobierno, empresas y familias. Con la apreciación del dólar, generaría presión sobre nuestro mercado y tasa de cambio. Y reduciendo el flujo de capitales, alteraría el equilibrio de la balanza de pagos exhibido en los últimos años, lo que no es cualquier cosa.
Sobre los intereses. No serían cheles los que se desplazarían hacia Estados Unidos. Masiva podría ser la entrada de capitales. Como consecuencia, los tenedores de bonos de deuda soberana de gobiernos latinoamericanos y de todas partes, exigirían un mayor rendimiento. Se ampliaría la brecha de rendimiento entre el bono del Tesoro estadounidense y el bono soberano dominicano a diez años. De repente tendríamos que pagar-lo mismo sucedería con otras economías muy endeudadas-un costo adicional no presupuestado.
Algunos datos. En el Presupuesto Público 2018, las fuentes financieras ascienden a RD$213,678.3 millones (RD$143,678.3 millones deuda externa y RD$70,000 millones deuda interna), un poco más de cuatro mil cuatrocientos millones de dólares. De esa cantidad, aplicaciones financieras por RD$126,679.1 millones, alrededor de dos mil seiscientos millones de dólares. Los montos podrían ser mayores si se aprueba la reforma de Trump.
Por otra parte, la fuerte entrada de capitales a Estados Unidos apreciaría el dólar. La fortaleza de la moneda implicaría presión sobre el mercado cambiario de países latinoamericanos – incluyendo República Dominicana – con probable devaluación de las tasas de cambio. Lo que también encarecería la deuda (en dólares y pesos) del Gobierno, empresas y familias.
Trump se basa en la curva de Laffer enunciada en 1974, se dejó de enseñar en las aulas universitarias cuando la literatura empírica no pudo demostrar su validez. Establece que una rebaja impositiva fuerte genera suficiente crecimiento económico para compensar a medio plazo pérdidas de ingresos fiscales.
Recuerdo haberlo discutido con el mismo Laffer en 1985 en la residencia del Lic. Jacobo Majluta, quien participó en la reunión. Le cité investigaciones sugiriendo que para compensar la merma de ingresos fiscales de corto plazo, era necesario un crecimiento sostenido del PIB a una tasa que superara por lo menos dos veces la pérdida de recaudación respecto al producto. Me habló de estudios propios e investigaciones independientes demostrando que el requerimiento no era tan extremo. Ponderó que el gobierno de Reagan había tenido experiencia positiva (las estadísticas no lo sugieren así) aplicando su teoría.
Resumiendo. Creo será difícil que los republicanos compren el programa de Trump. Porque además de la enorme pérdida de ingresos fiscales que supone, está de por medio un posible conflicto de intereses. Lo ha planteado The New York Times, a los negocios de Trump-y a él mismo como accionista- les reportaría millones de dólares de ahorro.
Si se aprueba no tendríamos más camino que consensuar a la carrera reformas estructurales que hemos estado postergando.