El impacto de lo real

El impacto de lo real

¿Usted ve ese perro que orina allí, en el poste de aquella luminaria? No hay más que verlo caminar sobresaltado, a punto de huir de la presencia de todos, para saber la vida miserable que ha llevado siempre. Eso mismo podemos colegir de las personas –hembras y varones– que pasean por esta calle de El Conde. En el perro vemos: el rabo contraído, los ojos asustados, la cabeza encogida para evadir algún golpe imaginario. Humillaciones y desprecios, escaseces y dolores, marcan las almas de estos jóvenes que pasan por la calle. Su forma de pisar me indica que no saben con seguridad hacia dónde deben ir esta mañana.

–Algunos están al acecho de oportunidades para robar; rateros potenciales, aceptan trabajos “temporeros” para no morirse de hambre; todos juegan los números del loto, soñando siempre con un “golpe de suerte” que les saque de la incertidumbre cotidiana. La mayor parte de ellos son “espías espontáneos” o candidatos al “bandereo intermitente” de los partidos políticos. Aunque usted no lo crea, muchos ejercen la profesión de “expertos sexuales”, sea al servicio de hombres o mujeres. Esa mujer que ve ahí, con ese traje de flores verdes y amarillas, viene aquí a comprar zapatos, para ella o para su hija; está “de compras” con poco dinero.
–Ella agarra con fuerza su cartera bajo el brazo, a pesar de tenerla amarrada del cuello con una correa de cuero; se protege así de los asaltantes. En cambio, aquella otra mujer, la de las nalgas grandes y la falda corta y apretada, anda buscando un hombre que la invite a comer, a beber o a parrandear. En los “talleres literarios” que celebran los “gestores culturales” de moda, no se les enseña a futuros poetas y novelistas “el arte de ver el mundo”.
– “El impacto de lo real” es la fuente de la poesía. También es el arranque del pensamiento y de la acción. La vida y la muerte transitan por aquí tomadas de la mano; el bien, el mal, trampas sucias y bellezas indescriptibles, se “estacionan” al borde de esta calle colonial. Venga a menudo a la ciudad vieja; aprenderá más que con los libros que usted y sus amigos catedráticos mencionan.

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