El impacto social del COVID-19

El impacto social del COVID-19

Después de los muertos, la otra manifestación trágica del COVID-19 es la impresionante cantidad de desempleados que está dejando, producto de una reducción sin precedentes de la actividad económica y del tiempo de trabajo. Al 1 de abril del presente año, la Organización Internacional del Trabajo, (OIT), estimaba que en este segundo trimestre del año habrá́ una reducción de las horas de trabajo de alrededor del 6,7%, equivalente a 195 millones de trabajadores a tiempo completo (suponiendo un trabajo de 48 horas semanales). Las implicaciones para estos trabajadores será una pérdida de ingresos y más pobreza.
Según la OIT, entre abril y junio, en Europa se producirá una reducción de empleo de 12 millones de trabajadores; en las Américas, de 24 millones; y en la región Asia Pacífico, 125 millones. Esto pone de manifiesto la profundidad del impacto del C0VID-19 en el mercado de trabajo.
La OIT dice que los sectores que hoy afrontan una grave caída de la producción y un alto riesgo de desplazamiento de trabajadores son el comercio al por mayor y al por menor; reparación de vehículos de motor y motocicletas; actividades inmobiliarias; actividades administrativas y comerciales; los servicios de alojamiento; servicios de comida; y las industrias manufactureras. En conjunto emplean el 38% de la PEA mundial, unos 1,250 millones de trabajadores.
En los Estados Unidos, millones de personas han quedado temporalmente sin empleo por el cierre de restaurantes, hoteles y tiendas minoristas; por la caída de los viajes aéreos y ferroviarios, por el cierre de museos, casinos y estadios deportivos, etc. En solo dos cortas semanas, un récord de 10 millones de trabajadores estadounidenses presentó reclamos por beneficios de desempleo, y se ha indicado que en apenas 14 días se destruyó todo el empleo que se había creado en los últimos cinco años. Algunos economistas estiman que la tasa de desempleo en ese país puede llegar muy pronto al 20%, prácticamente el doble de la registrada en octubre de 2009 en la plenitud de la crisis económica de ese año, y casi igual al nivel más alto de la Gran Depresión.
En 2019, en nuestro país se estimaba que 4.7 millones de personas estaban empleadas: el 53% en el sector formal, y el 47% en el informal. Dadas las medidas adoptadas, el aparato productivo formal está severamente afectado. El grueso de las actividades en los sectores Turismo (hoteles, bares y restaurantes), Construcción, Industrias (Manufactura Local y Zonas Francas), Transporte y Comunicaciones, y Comercio (excepto alimentos y salud) están en gran medida paralizadas. En el caso de Comercio, solo están funcionando las actividades relacionadas con compra-venta de alimentos y bebidas, y salud (farmacias).

Sin contar el Comercio, estamos hablando de una afectación de alrededor de 1.526 millones de parados temporalmente (32% de la PEA empleada). Si se sumara el sector Comercio formal e informal, donde la afectación-empleo es menos severa, que emplea casi 1 millón de personas, la proporción de afectados se elevaría significativamente.