Benín. A sus 25 años, la fundadora de la «Muy Santa Iglesia de » de Benín se considera dios y cautiva a la muchedumbre prometiendo «expulsar al demonio», pese a un rosario de escándalos que no le impiden propagarse.
En cada peregrinación cristiana, miles de adeptos suben a la colina de Baname, en Zu (sur de Benín), para escuchar a «Dios Espíritu Santo» reencarnado en esta mujer, que también se hace llamar «perfecta».
Es la fundadora de este culto evangélico surgido en 2009 y cada vez más influyente en el país.
«Con tan sólo dar una vuelta por esta colina, quedas liberado y curado de muchos males», promete la página internet de la Iglesia, que difunde vídeos de multitudes aclamando a la joven, vestida con sotana y tocada con sombrero rojo.
Su verdadero nombre es Vicentia Tadagbé Tchranvoukinni. Dice que bajó del cielo hace 25 años y que, de bebé, un pastor de etnia peul la encontró abandonada en un matorral.
En el oeste de África abundan las iglesias cristianas «del despertar». La de Baname podría ser un movimiento evangélico más si no fuera por los escándalos.
Se distingue por sus discursos virulentos contra otras religiones y creencias, en particular el vudú, muy extendido en Benín. Los abusos se han multiplicado desde hace tres años y Perfecta es acusada de atizar el odio entre comunidades.
En enero se produjeron disturbios entre habitantes de Djimé (sur de Benín) y adeptos de la secta que habían «ofendido» a los notables durante una «misión de evangelización», según un responsable local que pidió el anonimato.
No se dispone de un balance oficial pero tanto el gobierno como la prensa dan cuenta de muertos.
Según el diario La Nouvelle Tribune, «los guerreros de la Iglesia de Baname» llegaron con amuletos, fusiles, machetes y porras. En 2014 y 2015 ya estallaron enfrentamientos entre la secta y otras comunidades religiosas.