El imperio sumergido

El imperio sumergido

MANUEL E. GÓMEZ PIETERZ
La clave genética en la formación, el desarrollo, y la perdurabilidad de los grandes imperios que en el mundo han sido, es indudablemente su capacidad de incorporación por vía de la conquista, la compulsión y, la participación. Teodoro Momsem en su monumental historia de Roma, se refiere al imperio, como el más vasto «sistema de incorporación» que vieron los siglos. Los territorios conquistados no eran colonia; eran Roma.

El moderno consumismo y sus medios, ha propiciado la gestación y el vertiginoso crecimiento de mercados informales que como el narcotráfico, se enquistan en la sociedad y degradan y corrompen sus instituciones. Es tal la magnitud, rentabilidad, potencia y universalidad del mercado de la droga, que requiere estructuras organizacionales y capacidad logística que desbordan el ámbito de la simple empresa corporativa sujeta al fuero y la soberanía de los estados nacionales y los impele a reclamar para sí poderes y territorios como si fuesen un estado. La vastedad del mercado y sus fabulosas ganancias conceden al narcotráfico una descomunal capacidad de incorporación por vía de generosas nóminas que incluyen subrepticiamente una gama importante de personajes a través de quienes efectivamente se expresa la voluntad política de los gobiernos y las instituciones sociales.

La lógica del negocio, impone forzosamente una negra estrategia que incluye el control de la distribución y del mercado callejero, el soborno de políticos y funcionarios públicos y privados para viabilizar una virtual alianza narco-gobierno que eventualmente de paso al narco-estado. En el ámbito global, esa es la génesis de imperio sumergido de la droga. Un imperio no socavable por la intensidad represiva, sino que se nutre de ella porque eleva los precios. ¡E incrementa las ganancias!

La incautación de 1387 kilogramos de cocaína al narcotraficante Quirino Paulino Castillo el pasado 18 de diciembre, ha alumbrado ante la opinión pública una asombrosa trama de acontecimientos que dibuja nítidamente la estrategia, el método, y los objetivos en pro de la consolidación del sumergido imperio de la droga. Todo empieza con el maridaje de capos, con políticos ambiciosos y sus corruptos partidos con potencial electoral. Su sustancial y decisivo apoyo a la campaña es recompensada con la influyente proximidad a la cabeza de un gobierno que vuelve la mirada para ignorar ?a la vez que las apaña?, las inconductas de su diligente y secreto socio, quien en beneficio de su imperio, actúa como una ong que financia con recursos propios proyectos sociales y comunitarios, adquiere territorio y construye y consolida una sólida imagen de poderoso benefactor regional que de hecho pone al servicio del narco; aparentando servir al gobierno, y en detrimento del propio estado que es finalmente suplantado por el narco-negocio. Se cierra así el ciclo gobierno corrupto, «narcogobierno», «narcoestado», crecimiento del imperio sumergido de la droga. Que ante el maniqueísta enfoque del problema, y la universal indolencia ciudadana, viene ganando la partida.

Encaja aquí una somera reflexión sobre las aludidas ong. Son éstas, un engendro inteligente del «nuevo orden mundial», concebidas para socavar la función social de los estados nacionales, benefactora de las mayorías más desposeídas, a fin de debilitar el nivel de lealtad y compromiso del ciudadano común frente un estado nacional cada vez más apartado de su éxito y realización personal. La ong fue el fallido medio institucional para privatizar la acción social del estado nacional. Fallido por no prever las abismales diferencias entre ricos y pobres prevalecientes en nuestro tercer mundo, a niveles sólo comparables con los de la corrupción de la clase política. Que de hecho utilizó la ong como medio para sustraer en beneficio propio recursos presupuestarios. Un inmoral y particularizado impuesto sumergido.

Una final reflexión de advertencia. El nuestro es un país pequeño, abierto, y dependiente. Donde acaba de develarse una operación del narcotráfico con vocación de mercado norteamericano de 1.4 toneladas. Un volumen que desborda nuestra propia dimensión nacional. La enorme y agraviada nación norteamericana ha formulado cargos ante una corte de su país que ha dictado una orden de apresamiento del nombrado Quirino Paulino Castillo, y el gobierno norteamericano ha formalizado una solicitud de extradición del nombrado ante el gobierno dominicano. Pensemos lo que está en juego en la balanza del poder y el interés nacional. En lo que cada país estaría lógicamente en actitud de renunciar. Nosotros ya lo hemos hecho. Y creemos que todo el fútil y gallináceo cacareo de nuestro patio no podrá impedir esa extradición.

mgomezp@tricom.net

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