La falta de presupuesto afecta a unas 700 escuelas que Naciones Unidas opera en los campos de refugiados palestinos de la región, lo que podría dejar en las calles a cientos de miles de niños y adolescentes en Gaza, Cisjordania, Jordania, Líbano y Siria. (Foto AP/Lefteris Pitarakis)
Gaza. Medio millón de alumnos en varios países de Oriente Medio están pendientes de que la comunidad internacional cumpla sus compromisos con la agencia de la ONU para los refugiados palestinos, UNRWA, con el fin de conocer si el próximo 1 de septiembre podrán comenzar el año lectivo.
La falta de presupuesto afecta a unas 700 escuelas que Naciones Unidas opera en los campos de refugiados palestinos de la región, lo que podría dejar en las calles a cientos de miles de niños y adolescentes en Gaza, Cisjordania, Jordania, Líbano y Siria.
“Por ahora UNRWA no tiene suficiente financiación para mantener abiertas las escuelas de septiembre a diciembre de este año”, advirtió Sandra Mitchell, comisaria general adjunta de la agencia en una rueda de prensa celebrada en Gaza esta semana.
Con todo, la funcionaria se mostró confiada en que los países donantes cumplirán a tiempo con sus compromisos y enviarán el dinero, por lo que, “por ahora no se ha tomado la decisión de aplazar la apertura de las escuelas».
“Queremos asegurar a la población que estamos haciendo todo lo que está en nuestra mano para encontrar suficiente financiación”, aseguró. Pero no ha conseguido contagiar su optimismo a los refugiados cuyos hijos asisten a las escuelas de gestionadas por UNRWA en la Franja, territorio bajo bloqueo israelí y egipcio y en perenne crisis humanitaria por los altos niveles de pobreza, la falta de trabajo y las consecuencias de la última ofensiva israelí “Margen Protector”, que causó más 2.100 muertos palestinos.
Jamal Ghaben, de 45 años y con siete hijos, recuerda lo “horrible” que es la vida en Gaza y advierte de que si la UNRWA no abre los colegios, sus hijos, que estudian en la del campo de Shati, no tendrán donde hacerlo. “No sé a dónde podrían ir si las escuelas se cierran”, se lamenta en declaraciones a Efe.
Para estos escolares, los centros de la organización son la única alternativa a una vida en las calles, una auténtica condena a sumergirse en la pobreza y la destrucción rampante en Gaza en los últimos años.
“UNRWA ha estado reduciendo poco a poco las ayudas que ofrece a los refugiados y ahora cerrará las escuelas. ¿Qué quiere el mundo de nosotros?”, se pregunta este padre de familia.
Según las cifras que ha ofrecido Mitchel, la agencia debe tapar una agujero presupuestario de alrededor de 100 millones de dólares para poder abrir los centros y “es imposible pedir a los empleados que trabajen sin retribución».
Recordó que la decisión no se tomará hasta mediados de agosto y que la intención de su declaración es dar “tiempo suficiente” a los países donantes.
“Todo lo que queremos es cubrir este agujero y construir una sólida base para el futuro”, aseveró.
El comisionado general de la UNRWA, Pierre Krähenbühl, tiene previsto participar mañana, miércoles, en la reunión de los ministros de Exteriores de la Liga Árabe que se celebra en El Cairo, para explicar la deficitaria situación.
También enviará una misiva al secretario general de la ONU, Ban Ki-Moon, y al Consejo de Seguridad para advertir de las consecuencias.
“En la carta se explicarán los peligros políticos, de seguridad y económicos que podrían resultar de la paralización de proyectos especiales y programas de ayuda a los refugiados en esta frágil región”, señaló Mitchell.
Una profesora de 32 años de una de las escuelas en Gaza, donde 320.000 alumnos dependen de la UNRWA para su educación, declaró a Efe que hace tiempo que la agencia viene advirtiendo de recortes y crisis presupuestaria y de posibles despidos de empleados.
“Pero nunca imaginé que llegarían a cerrar escuelas o a posponer el año lectivo hasta enero de 2016”, confesó desde el anonimato.
Según la docente, que cree que la falta de donaciones es una forma de “presionar a los palestinos para olvidarse del derecho de retorno para los refugiados”, una decisión de este tipo, “podría conducir a la violencia».
Tratando de calmar los ánimos, el primer ministro de la Autoridad Nacional Palestina (ANP), Rami Hamdala, pidió desde la ciudad cisjordana de Ramala a los países donantes que “cumplan sus compromisos, en particular a la luz de la crisis presupuestaria que atraviesa la organización».
Por su parte, el secretario general del Ejecutivo, Ali Abu Diak, rechazó la posibilidad de que se aplace la apertura del próximo curso escolar, porque de hacerlo, se estaría privando a medio millón de alumnos de su derecho a la educación.