El incorruptible Lee Kuan Yew ante el Congreso de EUA

El incorruptible Lee Kuan Yew ante el Congreso de EUA

En octubre 9 del 1985, hace 35 años, fui testigo de un acontecimiento que atesoro en la mente y el alma.

Ese día, siendo embajador dominicano, tuve el honor de estar presente en la sesión conjunta del Congreso de EUA y escuchar al primer ministro y padre fundador de Singapur, el incorruptible Lee Kuan Yew.

Todos nos sentíamos parte de la historia observando a quien creó en pocos años una nación próspera, educada y segura en 700 kilómetros cuadrados de terreno con pantanos y mosquitos, con muchos pobladores que vivían en chozas y a quienes trataron de inocular la corrupción en el tuétano.

Después de triunfar en la Segunda Guerra, los EUA predicaron que el progreso se lograría con reformas políticas y libertad de comercio. Lee Kuan Yew planteó que libre comercio, puro y simple, era necesario pero no suficiente, pues corrupción y libre comercio son incompatibles .

Por tanto, erradicar la corrupción era pre-requisito para que la libertad económica rindiera sus frutos. Su filosofía política lo convirtió en uno de los más influyentes estadistas del siglo XX, proclamando: “Si quieres derrotar la corrupción debes estar listo para enviar a la cárcel a tus amigos y familiares”.

Sabiendo que su ser encarnaba el éxito del libre comercio, tituló su discurso “Paz y Progreso en el Este de Asia” e inició expresando que se sentía honrado de que alguien de un pequeño país del Tercer Mundo con dos millones y medio de habitantes pudiera dirigirse a los representantes de los 240 millones de habitantes de la más rica y avanzada nación, inspirada en altos ideales.

No abordó “…problemas del desbalance comercial, pérdida de empleos, alto valor del dólar y déficits presupuestales” y se enfocó en “…los temas básicos de la guerra y la paz”. Dijo que los asiáticos querían progresar y tener mejor vida, igual que el resto del mundo.

“Si Japón lo logró, ellos creen que también pueden hacerlo”. Elogió la creación del GATT y el FMI, la desaparición del sistema colonial y que el progreso de Japón fuera replicado por Corea del Sur, Taiwán y Hong Kong.

Visionario, auguró el avance chino: “Después de tres décadas de maoista encerramiento y autosuficiencia, Den Xiaoping decidió que el cierre de las puertas de China al mundo era la causa de su estancamiento. China necesita modernizarse.

China ha abierto sus puertas al comercio, inversión en tecnología y turismo”…“China está buscando crecimiento a través del comercio no del engrandecimiento territorial”. Resaltó que por 30 años, con Mao vivo, China creó inestabilidad a muchos países de Asia, entregando armas a guerrillas, pero“China en el presente ha descontinuado ese apoyo”.

Advirtió que barreras cerrando el mercado americano enviarían la señal equivocada de que el exitoso modelo aplicado en Asia ya no era una opción disponible. Si eso ocurriera habría una destructiva reacción en cadena y la economía mundial colapsaría. Aconsejó que EUA no debía oponerse al reingreso de China al GATT, que lo había abandonado, pero ya deseaba regresar. De lo contrario, China usaría otros métodos para modernizarse.

Respondiendo a la protección, Japón fortalecería sus vínculos con la URSS y China. La ironía era que EUA indujo a Japón y China a abrir sus puertas, y ahora EUA estaría planteando cerrar las suyas. Lamentó que, con miras al siglo XXI, el Congreso Americano tuviera en carpeta 300 Proyectos de Ley para blindar su mercado, pues el proteccionismo y la retaliación constreñirían el comercio y reducirían los empleos.

Por eso preguntó si EUA renunciaría a promover el desarrollo pacífico y productivo, y si abandonaría la contienda entre la democracia y libre comercio, contra el comunismo y economías controladas.

Sin libre comercio y progreso los países volverían a la violencia. Con protección habría menos comercio, los pobres no pagarían sus deudas y afectarían el sistema bancario. Sin libre comercio, la pobreza generaría gobiernos represivos y protestas sociales, convirtiendo a EUA en policía mundial.

Dictaminó que siendo Japón la segunda economía del mundo gracias al libre comercio, Estados Unidos tenía fuerza moral para lograr que Japón abriera su mercado en lugar de poner barreras que no solo perjudicarían a Japón, sino a toda Asia, pues esos países no podrían vender a EUA ni a Japón, porque a su vez Japón no podría vender a EUA. Resumió: “La solución para la pérdida de empleos es más comercio, no menos comercio”.

Lee Kuan Yew analizó los vínculos de EUA con Japón, un aliado y pupilo que no adversaba a EUA ni cuestionaba su hegemonía. China era una potencia de segunda categoría, sin fuerza económica, necesitada de ayuda, que valoró el deshielo iniciado por Nixon y Kissinger.

Hoy todo ha cambiado: China es una súper potencia que desafía el liderazgo de EUA en el comercio y la geopolítica.

En esta lucha de titanes, si el visionario Lee Kuan Yew viviera, quizá reiteraría su exaltación del libre comercio y rechazo del proteccionismo, repitiendo las palabras con que cerró su memorable discurso de 1985:“Estados Unidos tiene la principal responsabilidad por ser la economía ancla de las economías de libre mercado del mundo. Por tanto, en sus manos descansa el futuro del mundo”.

Qué se avizora? ¿Habrá negociación y solidaridad, no confrontación, para superar peligros actuales y de la post-pandemia?

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