La última encuesta Latinobarómetro da cuenta de que en nuestro país y en la región, lenta pero sostenidamente aumenta la cantidad de personas que se inclina por una forma de Gobierno que resuelva sus problemas, aun sea este autoritario. De más en más se produce una desafección a la democracia mientras que la generalidad de nuestros partidos y movimientos políticos no advierten la peligrosidad del descreimiento de la gente en los valores básicos de la democracia, un fenómeno que tiende a ser mundial. Es multifactorial, pero es esencialmente producido por un sistema político/económico de carácter mundial capaz de incrementar su capacidad de producir riqueza, sin sortear sus efectos perversos.
Generalmente, la quiebra de proyectos de sociedad son también fracasos de movimientos políticos de signos democráticos, como sucedió en Europa en el inicio del siglo pasado y lo que está ocurriendo en el discurrir del presente siglo. Entonces y ahora, la propensión colectiva ha sido buscar la seguridad en formas autoritarias de poder, sea este de un redentor o en un sistema.
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Eric Fromm destaca que, particularmente en Alemania, el segmento de la población que más sintió los efectos de la quiebra de los incipientes sistemas democráticos fue el de los jóvenes, y que fue este el grupo etario que con mayor ardor abrazó la ideología y el partido nazi. También, que decepcionada por sus derrotas políticas y vencida por la represión, la clase obrera alemana no reaccionó debidamente contra el ascenso del nazismo. Lo mismo podría decirse ahora de esa clase trabajadora que, decepcionada, en algunos países europeos se ha convertido en una base de apoyo del neonazi/fascismo, pienso en la Francia cuna del socialismo.
Aquí, en las últimas 4 décadas hemos tenido Gobiernos que, en general, no han recogido ese sentimiento de esperanza y de valoración de la democracia que envolvió la sociedad luego del ajusticiamiento de Trujillo y con el final político de Balaguer. La conjugación del fracaso de la generalidad de los proyectos políticos y de partidos, con la prepotencia de los poderes fácticos, y la ola del conservadurismo de toda laya que se expande en el mundo, podrían ser factores que explican su retroceso en los escalones que lo situaban en los primeros lugares entre los de alta valoración de la democracia. Con una clase media asustada por la inseguridad urbana, una juventud que desea emigrar porque este país no le garantiza sus aspiraciones y sin una referencia de sociedad que conjugue igualdad de oportunidades con la libertad, una apuesta por un régimen autoritario y represivo puede ser una amenaza real.