El informe del PNUD, es digno de reflexión

El informe del PNUD, es digno de reflexión

LUIS ACOSTA MORETA
El Informe Nacional de Desarrollo Humano que para el 2005, puso a circular recientemente el PNUD, pone al desnudo una realidad que muchos no quieren ver. Esa realidad es la pobreza en la que millones de dominicanos se encuentran atrapados a pesar de que la República Dominicana es el país de América Latina y el Caribe que más creció en los últimos 50 años, sin embargo es el segundo en la región que menos aprovechó las riquezas creadas por ese crecimiento económico.

Con este informe queda demostrado que la causa principal de la pobreza dominicana y del bajo desarrollo humano, no es la falta de financiamiento y de recursos económicos, sino la falta de un compromiso de los líderes políticos y la ausencia de un gran pacto social, que gire en torno al interés común y no al interés grupal y particular. Desgraciadamente ha primado lo último y no lo primero.

Ciertamente el informe pone el dedo en la llaga. Y es esa una de las razones por la que un sector empresarial haya reaccionado de la manera en que lo ha hecho, expresando inconformidad con dicho informe.

Nadie puede negar los datos que presenta el informe y mucho menos los señalamientos puntuales que hace en cuanto al bajo nivel educativo y a los precarios y deficientes servicios en el área de salud, por ejemplo.

Dicho informe maneja conceptos y datos claros, precisos y concisos, sobre causas y consecuencias, en cuanto al limitado desarrollo humano que hemos obtenido en los últimos lustros. Pero al mismo tiempo hace propuestas específicas que permitan superar los escollos de la pobreza que impiden en sí mismo el desarrollo humano como tal.

Un informe que no se limita a la pura y simple descripción de una realidad, sino que profundiza sobre ella. Es por eso que decimos e invitamos a todos los sectores organizados del país a que asumamos este informe. Sobretodo a la clase política y empresarial que en los últimos años se han visto envueltos de alguna manera en grandes escándalos de corrupción.

El hecho de que la República Dominicana se haya insertado en la economía mundial de una forma social, económica e institucionalmente excluyente, nos obliga a una profunda reflexión, ya que es un modelo de inserción no sostenible. La recuperación de la credibilidad de la justicia, el fortalecimiento de las instituciones y un modelo de inserción incluyente acompañado de unas estructuras productivas que sigan incentivando el crecimiento económico de una forma que beneficie a todos, es el reto que todos tenemos por delante.

No se trata ahora de pelearnos con el Programa de las Naciones Unidas (PNUD), porque haya contactado una realidad, como el bajo nivel de desarrollo humano, expresado en la pobreza, y por haber dado nombres y apellidos a los responsables de esa funesta realidad. Más bien se trata de que asumamos todos, el reto de transformar esa realidad y que en el próximo informe, se puede decir con orgullo que hemos superado con creces esos escollos que impiden el desarrollo humano sostenible.

Ciertamente en este informe hay tela por donde cortar y la reflexión no se debe posponer. Que cada uno asuma su cuota de responsabilidad, no para quedarnos lamentándonos, ni tratando de demostrar que el otro sector es el responsable, sino para que entre todos identifiquemos los caminos que nos permitan superar esa realidad.

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