El Internet no lo es todo

El Internet no lo es todo

Sería injusto de mi parte restar méritos a la Internet como herramienta de conocimientos e instrucción. Hasta podría afirmar que ha sido un interesante recurso, un auxiliar para determinadas consultas.

Pero no lo es todo, no es la panacea.

Y a riesgo de que se me malinterprete, argumentaré que a veces puede resultar desorientador. ¿Por qué? Porque sus datos suelen ser parciales, desactualizados.

Desde luego, me refiero a la utilidad de sus enciclopedias y “buscadores” para nuestro medio. En Estados Unidos la situación es diferente, su uso es intensivo y “alimentado” por sus mejores bibliotecas y bases de datos. Recuerde que estamos hablando de una nación innovadora y moderna que dispone de todos los recursos. Es que el sistema informático opera como colector de datos, procedentes de diversas fuentes. Y no existe un equipo investigador que intervenga como actualizador.

Esto es, Internet asume los datos con que se alimenta su “cerebro”; capta lo que seres humanos le han “dictado”.

La creciente tendencia a saturar de publicidad el sistema, lo aleja cada vez más, también, de su función instructiva.

Un editor colombiano argüía que Internet “sigue siendo un lujo para muchos latinoamericanos”, sosteniendo que los gobiernos “deben garantizar la libre competencia, para que los precios de acceso” al sistema sean más bajos.

Es la otra cara de la moneda.

  Hace poco me vi precisado a enmendar los datos biográficos de un literato griego, que figuraba con errores en Internet.

¿Confiable al 100% la data electrónica? Lo sigo dudando.

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