El Internet: una droga cualquiera

El Internet: una droga cualquiera

POR SOFÍA GARCÍA
Pensar en Internet todos los días; tener cada vez mas necesidad de ‘navegar’ por la Red; uso descontrolado; estar irritable o cansado al parar; emplearla como modo de escape; mentir a las personas cercanas sobre su vinculación al Internet; estar en peligro de perder una relación sentimental, un trabajo o una oportunidad educacional debido al tiempo invertido en esta tecnología; seguir conectado a pesar de las tarifas del teléfono; sufrir síndrome de abstinencia; ‘navegar’ durante más tiempo de lo planeado en un principio.

Juan Alberto Estallo Martí, psicólogo, se sitúa en contra del empleo del concepto ‘adicción’. De hecho, gran parte de su trabajo está orientado a demostrar que la dependencia, en el caso de los videojuegos por ejemplo, no es más que un mito. En declaraciones recientes se mostró perplejo ante la creación de centros de tratamiento específicos. Opina que este abuso se debe a otros problemas de fondo que son los que se deben tratar. Y añade que «el modo de tratar este trastorno debe parecerse al que se emplea en la anorexia nerviosa, donde se enseña a comer. Es decir, un modelo de uso de Internet educativo y no restrictivo».

Así mismo, afirma que «en la interactividad es donde está la clave» y, por eso, el ‘exceso’ se da sobre todo en las personas que emplean los ‘chat’ y los juegos de red. Además de estos dos, el llamado ‘cibersexo’ y la búsqueda de contenidos sexuales son otros de los usos que mayor potencial adictivo poseen. Son varios los factores que pueden llevar al desencadenamiento de esta ‘patología’. La existencia de otro problema de fondo es una de las razones más apuntada por los expertos. Thomas Kessler, del departamento de drogas del Tibunal de Bassel (Alemania), coincide con J.A. Estallo en que el uso excesivo de la Red es un síntoma más del problema que verdaderamente hay que tratar. Si se resuelve este desencadenante, la adicción a la Red también desaparecerá.

Muchos investigadores coinciden en que la mayoría de las personas que hacen un uso excesivo de Internet buscan lo mismo que otros en el alcohol o las drogas: escapar.

Los problemas físicos podrían ser una de las razones de esta huída. La obesidad y las minusvalías son algunas de las patologías que más posibilidades tienen de desembocar en una ‘ciberdependencia’ a Internet. Las personas que las padecen suelen tener más dificultades a la hora de relacionarse con los demás.

Sujetos tímidos, adolescentes que se sienten ignorados por sus amigos o personas abandonadas por su pareja, son algunos de los perfiles que se puede encontrar en un chat. Todos ellos se reúnen buscando comprensión y esperan solucionar sus problemas en un mundo virtual. «Yo estaba aburrido, mis amigos no tenían tiempo para mí y creo que me convertí en un adicto a mi ordenador», explica Mortiz Möller, uno de los niños que han participado en el plan de rehabilitación del centro de Boltenhagen.

En una investigación realizada por David Greenfield, director del centro de estudios sobre Internet, un 75% de las personas, consideradas ‘adictas’ por el autor, declaró tener «sensación de intimidad» con alguien conocido en un chat. Son cada vez más las parejas que se establecen en el mundo virtual. En ciertas ocasiones estas citas a ciegas han provocado, además de muchas decepciones, problemas, engaños e incluso crímenes.

Es obvio que estamos ante la búsqueda de un nuevo tipo de placer y satisfacciones. Richard Davis, de la Universidad de York (Reino Unido), subraya que «cuando mezclamos la comunicación con la diversión estamos ante un medio tan interesante que capta a la gente hasta un punto que yo llamo ‘masturbación informativa’ «.

En el estudio realizado por Greenfield se apunta otro de los terrenos que más ‘dependencia’ crean: el sexo. Un 62% de los ‘adictos’ reconoció descargar en su ordenador páginas pornográficas, con una media de cuatro horas semanales empleadas en ver el material. Además, un 37,5% de este grupo reconoció masturbarse estando conectado. El estudio, como tantos otros, destacó que la gran mayoría de los usuarios de los sitios web de contenido sexual eran hombres.

El psiquiatra Alvin Cooper (Universidad de Stanford, EE UU), en una investigación que analiza exclusivamente la adicción al sexo en Internet, llegó a la conclusión de que las mujeres eran más propensas a coquetear y realizar ‘cibersexo’ en chats específicos, mientras que los varones prefieren ver páginas pornográficas. «Los hombres se decantan por los estímulos visuales y las experiencias puramente sexuales. Las mujeres, por las relaciones y la interacción», aclara Cooper.

Otro factor que incrementa el uso del ordenador hace referencia a la propia estructura de la Red. Los llamados vínculos o ‘links’ unen unas páginas con otras de modo que el usuario va ‘enredándose’ sin llegar nunca a un fin.

Cómo última causa, muchos investigadores hacen referencia a la fascinación que provoca un medio tan nuevo y tan lleno de posibilidades. La curiosidad es un instinto irreprimible para muchos. Roberts, Smith y Pollack creen que, tras una primera fase de conocimiento y obsesión por ese mundo desconocido, llegará un momento de desilusión o saturación seguido de un tercer estadio en el que se alcanzará un uso ‘normal’ de Internet.

Aunque día a día se revelan nuevos beneficios de Internet, los efectos negativos también están presentes.

¿Cuáles son? A nivel emocional, aunque Internet crea parejas a veces también las rompe. Aquellos que podrían ser considerados ‘adictos’, además de abandonar a sus amigos del ‘mundo real’, a veces ignoran a su pareja e incluso a sus hijos.También puede acarrear muchos problemas físicos como los dolores de espalda, obesidad por la falta de ejercicio o trastornos del sueño. En casos extremos puede provocar la pérdida del puesto de trabajo por una bajada drástica en la productividad.

Así mismo, se cree que la Red podría producir una pérdida de la capacidad para relacionarse con los demás o timidez extrema. Los usuarios, acostumbrados al anonimato propio del ciberespacio, son incapaces de mantener relaciones cara a cara. Esta idea contrasta con un estudio realizado en Berlin en 1995, donde se afirma que los navegantes de Internet suelen ser más sociables y estar mejor integrados, ya que cuentan con mejores posibilidades de comunicación.

Aun existiendo la duda de si la ‘adicción’ a Internet existe como tal y de si ha de ser tratada como una patología, los centros, páginas web y psicólogos que ofrecen ayuda son cada vez más.

En cuanto a los Institutos que tratan este trastorno destacan como pionero el de Pittsburgh (EE UU) y el nuevo que se ha creado en Boltenhagen (Alemania), especializado en jóvenes de 10 a 17 años. Según ha declarado a elmundosalud.com su directora, Ute Garnew, tratan cualquier tipo de dependencia a los medios de comunicación e información. «Las niñas muestran más ‘adicción’ a la televisión y los niños a los juegos de ordenador».

También hay una serie de centros que tratan esta materia a pesar de estar especilizados en las adicciones en general. En este sentido, Alcohólicos Anónimos parece estar estudiando la posibilidad de abrir un departamento especial dedicado al abuso de Internet.

Irónicamente, la Red es la que alberga una mayor cantidad de recursos enfocados a solucionar el problema. Tests para medir el nivel de adicción, grupos de ayuda ‘on line’ o guías sobre el trastorno, son algunas de las soluciones que se ofrecen en la Web.

Como todo lo relacionado con la nueva tecnología, la adicción a Internet es un concepto difícil de abarcar por la cantidad de opiniones y factores implicados. Unos elementos llevan a otros, igual que ocurre en la red, lo que impide establecer una sóla dirección. SIn embargo, el consejo que se puede extraer, después de analizar todas las opiniones sobre el tema, es que lo fundamental es ‘navegar’ con prudencia y de forma inteligente para evitar posibles ‘naufragios’.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas