El irrespeto

El irrespeto

Nuevamente la oposición política acude a las instancias manejadas y manipuladas por el gobierno y su Partido de la Liberación Dominicana, que maniobraron para mantenerse en el dominio del Poder Ejecutivo, del Poder Legislativo y del Poder Judicial, repartido de manera mañosa para que en el país la justicia sea impartida a conveniencia de los que mandan.
Desde el año pasado la Junta Central Electoral, la misma que contó y recontó para engañar a los electores que, cada cuatro años, caen en la trampa de aquel juego de niños en el que un travieso colocaba los dedos índice y mayor de sus dos manos formando un pequeño hueco en el medio y decía: mete el dedo ahí que la cotorrita no está y el inocente era pellizcado por el sabihondo que lo engañaba una y otra vez.
Aquí, ahora, estamos jugando a la cotorrita y el dedo, sin que quienes lo hacen sepan que en política no se juega, que los juegos de practicados con engaño y con picardía siempre provocan reacciones que cuestan y pueden costar más que la pérdida de una posición política.
¿Acaso piensan que los demás somos idiotas, que vamos a soportar indefinidamente que nos engañen, que abusen de todos, que vivíamos bajo un sistema que no tiene ni respeta reglas, que cierra las puertas a la competencia libre, democrática, decente, como si se tratara de una maldición de la cual no podemos sacudirnos?
La imposición política, el abuso contra los derechos, el cierre de puertas y ventanas para mantenernos presos, el uso de la fuerza uniformada que pagamos todos para ser protegidos, son un germen muy peligroso que se acumula, que crece, que no disminuye, que no se escucha, que no se ve, que no se siente, pero está ahí, como la candela del basurero que progresa mientras se arrojan desperdicios sobre la parte visible.
En la barrera de los toros seibanos de cada mayo, salió un astado que no quiso pelear y se convirtió en víctima de la muchachada que corría detrás del animal encajonado en el cuadrilátero, hasta que se soltó, se devolvió, se decidió a pelear, le marchó a la multitud que le dejó el limpio, cuando todo parecía que la tarde de toros se iba a convertir en una comedia bufa.
Vista la situación nacional, el deterioro de la economía, la falta de oportunidades, la injusta distribución de las riquezas, la venta del país al peor postor, la falta de sanción, cómo el gobierno se hace de la vista gorda ante el súbito enriquecimiento ilícito de sus propios funcionarios ¿acaso no se ven los nubarrones que pueden desembocar en un sunami que barra con todos?

Publicaciones Relacionadas

Más leídas