El irreversible triunfo de Danilo Medina

El irreversible triunfo de Danilo Medina

Los resultados presentados por las encuestas más recientes y a menos de un mes de las elecciones generales evidencian una tendencia prácticamente irreversible a favor del presidente Danilo Medina, el PLD y las fuerzas aliadas, con puntuaciones que superan las alcanzadas por candidatos presidenciales a esta altura de la campaña electoral.
No es necesario poseer grandes dotes de analista político para inferir que cortado a este momento, Danilo Medina tiene este proceso electoral ganado, aunque le vemos trabajar con la energía y pasión del que no quiere dejar nada al azar.
Los sectores de la oposición tuvieron hasta el mes de diciembre del pasado año para, por medio de una campaña electoral inteligente, calar en el imaginario mental de los electores. Lamentablemente se enfocaron en “estrategias” improductivas, fallidas y carentes de interés público y he ahí los resultados: una oposición dispersa y sin ninguna posibilidad de alcanzar el poder, por lo menos en este proceso político.
Un elemento que ha ensanchado la diferencia electoral en favor del presidente Medina es el hecho de encontrarse el mandatario en el período que ya antes yo había definido como el “tiempo de la cosecha”. Sí, de cosechar los frutos de importantísimas inversiones realizadas a lo largo de su gestión y que la actual coyuntura política coincide con la terminación de las mismas. Tal es el caso de los hospitales, escuelas, vías de comunicación, etc., entregadas en fechas recientes.
El PRM y el resto de la oposición política han quedado enredados en la telaraña de las diatribas y la beligerancia carentes de inteligencia política, que cual bumerán ha afectado a sus mismos emisores. Han quedado atrapados, al igual que el personaje de la mitología griega de nombre Hipólito, quien murió arrollado por las patas de su propio caballo.

Los resultados electorales del presente proceso obligarán a ciertos sectores de la política nacional a reorientar sus métodos de acción, pues como estableció Einstein: “la definición de locura es hacer siempre lo mismo y esperar resultados diferentes”.

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