El jabón: ¿Enemigo de su piel?

El jabón: ¿Enemigo de su piel?

Así nos enseñaron nuestros padres… “Enjabónese dos veces y restriéguese duro con el trapo para eliminar toda la mugre!”. Ahh… y no olvidemos que “entre más antibacterial, mejor es el jabón!” ¡Que concepción tan errónea! Lo cierto es que el cuerpo humano no fue diseñado para ser lavado con jabón, como un automóvil.

Los ácidos grasos que nos cubren están ahí por una razón, y no por casualidad o porque la naturaleza quiso que nos sintiéramos sucios… Estas sustancias constituyen el cosmético natural de la piel que no solo le da una apariencia saludable y bella, sino que la protege de las inclemencias del medio ambiente, como el sol, los hongos y las bacterias.

Pero entonces… ¿el jabón es malo?

Tampoco es necesario ser tan drástico. Como en cualquier aspecto, todo en exceso es malo. Por esta razón es que su dermatólogo le recomendará baños de corta duración con agua tibia (no caliente), el uso de jabón suave o un sustituto del mismo (de los cuales ya hay gran cantidad en el mercado actual) y su uso en cantidad moderada. La “doble restregada” a la que nos sometíamos antes no es necesaria, solo dañina. Trate de utilizar jabones ácidos y no alcalinos. Las áreas primordiales a enjabonar son: las axilas, los genitales y la región anal.

El resto puede ser lavado solamente con agua fresca. Recordemos que esto es de especial importancia en niños y personas de perfil alérgico, ya que son mucho más susceptibles a estas sustancias.

EL exceso de jabón o bien, el uso de uno no adecuado, puede resultar en una piel seca, pálida y de apariencia triste, y en alergias, picazón, infecciones por hongos y otras condiciones a las cuales los especialistas se enfrentan a diario. Consulte con su dermatólogo para que le informe cuál es el producto más adecuado para usted. Fuente: Prevenir

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