El jefe de la P.N. no tiene la razón, tampoco la culpa

El jefe de la P.N. no tiene la razón, tampoco la culpa

Cuando el jefe de la Policía Nacional, mayor general Manuel Castro Castillo, se queja de que hay sectores que buscan desacreditar a la institución, no tiene razón dada la frecuencia con que miembros de la institución aparecen involucrados en actos delictivos.

Pese a los esfuerzos que hace para cambiar la imagen de la entidad, esta padece un mal de fondo que por mucho que quiera no podrá eliminar sin la voluntad política del gobierno que luce indiferente ante la ola de criminalidad que azota al país.

En lo personal, el mayor general Castro Castillo no es responsable del salario de miseria que devengan los miembros de la policía, situación que no justifica pero que explica el que muchos agentes tengan que «buscársela» para mantener a sus familias.

Corresponde también a una instancia superior corregir que la mitad de los miembros del cuerpo del orden en lugar de estar en sus labores, permanezcan fuera de los cuarteles dizque cuidando oficiales retirados, cuando en realidad están en labores particulares tan diversas que incluyen el sicariato.

Otro elemento preocupante es la cantidad de agentes y oficiales dados de baja por mala conducta a quienes no se les da seguimiento y andan por ahí «patrullando» y cometiendo toda clase de fechorías utilizando el entrenamiento militar recibido.

Estos son solo algunos aspectos de un problema que escapa a la capacidad de cualquier jefe policial, por buenas intenciones que tenga, por lo que el mayor general Castro Castillo debe seguir haciendo lo mejor que pueda sin ver en las críticas de la población y los medios, algo personal contra su gestión.

 

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