El juego de la política

El juego de la política

MARIEN ARISTY CAPITÁN
La excusa era el domingo. Cada vez que él llegaba, hubiera motivo o no, el encuentro estaba servido: la familia, lejos de las ocupaciones de siempre, se dedicaba a compartir.

De aquellas tertulias que llenaron tantas jornadas no queda nada. Muy pocos, poquísimos, se acuerdan de marcar los números telefónicos para buscar el reencuentro de antaño.

Hoy el domingo tiene otra cara. Es la del clientelismo, que toca las puertas de pueblos y barrios, que obliga a la gente a salir de sus casas e ir al encuentro del político de turno.

Nadie recuerda ya que ese día estaba reservado a los hijos, los hermanos, los cuñados, los nietos, los abuelos… sin importar la edad, todos se afanan ir a esos mítines que, aunque supuestamente son la demostración de una contundente victoria por venir, al final no muestran nada.

Pero sí resultan caros. Ya lo acaban de confesar, sin pudor, los tres partidos mayoritarios: en sus campañas gastarán RD$1 mil millones cada uno, por lo que en total serán RD$3 mil millones.

Cuando uno piensa en los problemas que se resolverían con esos recursos (escuelas, hospitales, caminos vecinales o carreteras) no se puede más que sentir lástima: ¿cómo es posible que, aunque rodeados por tanta miseria, desperdiciemos el dinero en el juego de la política partidista?

Aunque podrían decirnos que ese es el precio de la democracia, sabemos que no es cierto. Es, simplemente, el ejercicio de una política que se traduce en la ecuación de dos factores: clientelismo y asistencialismo mediático.

A ningún político de República Dominicano, si no me equivoco, se le ha ocurrido nunca invertir el dinero que recibe de la Junta en diseñar un programa de gobierno hecho por profesionales que sepan qué hacer para sacar a este país hacia adelante.

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