El juego en los primeros 24 meses

El juego en los primeros 24 meses

POR VANESA SALEGO
A cada edad se suelen considerar algunos juegos como típicos. A continuación se proponen algunos de los juegos más comunes del primer año de vida: De 0 a 3 meses. El bebé reacciona a los estímulos externos de forma refleja y, por lo tanto, aún no se dan las condiciones mínimas para que se pueda hablar de juego.

De 3 a 6 meses. Es el propio cuerpo del bebé (boca, manos y piernas) y la madre, los principales materiales de juego. Aún, en este período no se puede hablar de grandes avances en la actividad lúdica. El juego consiste en tocar, agarrar, llevarse objetos a la boca.

De 6 a 9 meses. Juega con sus pies, puede reptar para coger aquellos juguetes que son visibles. Mediante la presión palmar puede coger dos objetos y hacerlos chocar y pasarlos de una mano a otra intencionadamente.

De 9 a 12 meses. Comienza a buscar los objetos que se encuentran escondidos. Explora todo los objetos y rincones que están a sus alcance. Disfruta mucho tirando piezas de los juegos de montar y desmontar, de la misma manera que le encanta observar cómo caen sus piezas y escuchar el ruido que producen al caer.

DURANTE EL SEGUNDO AÑO

Hacia la finalización del primer año, el juego del bebé, que hasta el momento era de carácter repetitivo, ahora se hace exploratorio. Esto quiere decir, que muestra una actitud de experimentación y manipulación de los juguetes de manera activa, puesto que disfruta de los juguetes tirándolos de distintas maneras y no se limita a repetir los movimientos.

Otro aspecto importante que influye en el juego es que con la finalización del primer año llega la inteligencia práctica o manipuladora; el niño comienza a recrearse mediante juegos de descubrimiento, tales como la apertura de cajitas con muñecos en su interior. En esta línea los juegos de exploración táctil son un buen recurso que les ayudarán a palpar y a percibir la contextura de los objetos. Existe una amplia gama de libros acolchados, alfombritas, muñecos, etc, para que el pequeño juegue y descubra sus distintas texturas.

A medida que el niño adquiere un mayor desarrollo a nivel motor, los juegos van haciéndose más complejos puesto que tienen más capacidad para el desplazamiento, así como el movimiento coordinado de las extremidades.

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