El juez Garzón, su ego y su ejemplo

El juez Garzón, su ego y su ejemplo

EMIGDIO VALENZUELA MOQUETE
Baltasar Garzón es un juez español que adquirió notoriedad cuando esgrimiendo el principio de la universalidad de la justicia dictó orden de prisión contra el dictador chileno Augusto Pinochet a causa de crímenes acaecidos durante los diecisiete años en que gobernó su país. Al momento en que se dictó el auto de detención el señor Pinochet se encontraba en Londres, supuestamente en un viaje de salud.

“La verdad es como el sol; un eclipse
puede oscurecerla, pero no anularla”
(A. F. Knigge)

Movido por la curiosidad de ver de cerca en su primera visita al país al juez que “metió preso” a Pinochet, en una actividad pública tuve la oportunidad de estrecharle la mano y mirarle fijamente a los ojos. Así a primera vista, para la imagen que tengo de un juez, lo percibí demasiado acicalado, un poco pegado de sí mismo y que no le desagrada la fama, lo cual no tiene nada de pecaminoso en un humano. Lo noté más cerca de un actor de cine que de un juez. En ese instante esa fue mi apreciación muy subjetiva, que no necesariamente tiene que servir de esquema para evaluarlo como figura pública.

Desde hace tiempo cargo bajo mi brazo un libro de la autoría del juez Garzón que se titula “Un mundo sin miedo” que me ha permitido familiarizarme con él en su doble dimensión de juez y hombre público. Debo consignar aquí que alguien que me cuestionó sobre ese libro al ver la portada que trae una foto del autor, me espetó que lo había dejado por la mitad porque el autor hablaba mucho sobre sí mismo.

No obstante los rasgos señalados, que son dables en cualquier persona, pero que se magnifican o se sobredimensionan cuando se trata de un hombre con estatura pública, se hace imperativo resaltar muy por encima de los atributos que como ser humano se le endilguen, el valor inconmensurable e inestimable que para toda la humanidad significa esta valiente obra producida por un juez que independientemente del litoral que provenga, es un abanderado de la lucha antiterrorista y consagrado defensor de la libertad y los derechos humanos.

Cabe resaltar de este libro la cantidad de informaciones que vierte el autor producto de las experiencias vividas en su condición de juez y las adversidades que con perseverancia y decisión ha tenido que sortear para obtener los resultados que lo hacen digno de ser imitado por sus iguales en una administración de justicia sin doblez, que como él mismo afirma, sólo puede lograrlo un juez que esté ataviado de “prudencia y que tenga el dinero en segundo lugar”.

Un dato significativo que derivé de la lectura de este enjundioso libro, que me pareció paradójico por el carácter banal y frívolo que entraña, es el hecho particular y muy sui generis de que algunos personajes, que se creían con “méritos” suficientes, mostraran su extrañeza y hasta su queja de disgusto público por no aparecer en la lista de la organización ETA como posibles “blancos” de actos terroristas. Ello así porque aparecer en esa lista era sinónimo de nombradía y reconocimiento social en el ámbito de lucha antiterrorista.

En contraste, el autor en procura de reivindicar la conducta humana, nos lega este sublime mensaje, cito: “la condición humana consiste en luchar constante y permanentemente para cambiar el mundo y mejorar nuestra propia existencia, en el sentido de reducir o eliminar la explotación de unos seres humanos por otros, en todos los frentes, desde los políticos a los criminales, o al menos así debería ser”.

En fin, como señalara uno de los tantos comentaristas de la obra Un mundo sin miedo “Este libro plagado de experiencias, no informaciones inéditas, transpira la emoción de un hombre que ha sacrificado su vida familiar y social, que ha sufrido el hostigamiento y la calumnia, y ha vivido muy de cerca, el dolor de las víctimas por el cumplimiento de un deber sagrado: que se haga justicia”.

Por su valentía, su decisión, su valioso ejemplo y aporte en procura de que afrontemos “Un mundo sin miedo” junto a sus hijos Balti y María le extiendo, al Juez Garzón, mis sentimientos de admiración y respeto.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas