El juez Garzón y las contradicciones de la vida

El juez Garzón y las contradicciones de la vida

El proceso judicial al cual está siendo sometido en estos días el juez Baltazar Garzón llama la atención de muchos sectores de la comunidad internacional, entre otras cosas, por el papel jugado por éste en casos tan trascendentes como lo fue el que iniciara contra el ex dictador chileno Augusto Pinochet, su posición contra la guerra en Irak, la orden de arresto contra Osama Bin Laden y la lucha contra el narcotráfico en la península ibérica. 

De manera incomprensible, este juez español está siendo procesado, principalmente, por haberse interesado en profundizar investigaciones acerca de los asesinatos del régimen de Francisco Franco (1939-1975) en España, tema vedado por las subsiguientes autoridades. Esta iniciativa de Garzón representó la única oportunidad de justicia que las familias afectadas por la dictadura derechista de Franco habían tenido, sin embargo, ahora se encuentran embutidas en la frustración que significa ver la forma en que el sistema trata a aquellos funcionarios públicos que se preocupan por salir del montón y cumplir con su sagrado deber.

Pero qué podemos esperar de una civilización que premia al delincuente, felicita al narcotraficante que con dinero espurio se erige como benefactor de su comunidad, que se mofa del funcionario público que pasa por la administración del Estado sin corromperse, que que prefiere callar ante la injusticia a cambio de obtener provecho personal.

No, lo que sucede con Garzón ya no me sorprende, pues nos hemos convertido en una generación que somete al ostracismo a quienes colocan sus principios por encima de las vanidades de estos tiempos, que destierra a muchos de sus grandes hombres, inclusive a sus propios libertadores, que elimina literalmente a quienes son capaces de mostrar luz propia si esto pone en riesgo sus intereses.

¡Vaya contradicciones de la vida!

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