El jugo de la vida

El jugo de la vida

Los jugos son una auténtica mina de nutrientes que, además de refrescar, ayudan a prevenir algunos problemas del organismo. Es uno de los mejores remedios para aplacar la sed y refrescar el calor.

Los zumos de frutas son uno de los productos más consumidos en el mundo por sus valores alimenticios, fuente de salud. Ya sea en un desayuno o almuerzo, como postre o para combinarlo con bebidas o platos, este líquido obtenido de la fruta exprimida se nutre de nombres exóticos como el de la lechosa, mango, piña, chinola, guineo, granadillo, naranja, limón, entre otros.

Con la sana excepción del elaborado en el hogar tras exprimir la fruta adquirida en el mercado o establecimiento de confianza, el zumo puede confundirse con el néctar si se compra envasado.

La falta de información concreta – a veces interesada- extraña al consumidor cuando decide llenar su despensa y refrigerador con uno de estos productos.

JUGO O NÉCTAR

A pesar de que el comensal se suele decantar por la botella – el cristal brinda transparencia, limpieza y reciclaje-, una gran parte de la demanda se ofrece en ‘tetrabrick’.

Quizás este envase plástico sea la versión más extendida en las grandes superficies o ‘malls’. Sin embargo, apenas existe diferencia aparente cuando encontramos uno de estos en la estantería de un centro comercial y se ha de prestar especial atención a la información en letra pequeña si queremos surtir nuestra cocina con lo deseado.   

Por ello, es necesario identificar el zumo con la obtención directa del jugo de la fruta mientras que el néctar resulta de un combinado de pulpa, concentrado de frutas, agua, zumo, azúcar, aromas…Ni que decir tiene que el jugo es más sano y posee menos calorías que el néctar.

El zumo se puede preservar como concentrado tras su preparación. El modo ultracongelado –sistema que permite abaratar costes- es el más abundante ya que un gran número de mercados internacionales se abastece de éste más que con el ‘fresco’.

En este sentido, los jugos frescos procedentes de Estados Unidos se están implantando en Europa, cuyo éxito reside en su ligera pasteurización sin estar concentrado. De hecho, el zumo «Single Strenght» de EEUU permite exprimir las diferentes frutas en origen, con un coste menor y una vida útil de más de un mes.

El consumo masivo de zumos en Europa se circunscribe a los cítricos (naranja, limón, toronja…), en América la oferta es multicolor: lechosa, mango, piña, chinola, guineo, granadillo, membrillo o maíz morado –entre otros-.

PASIÓN Y REFRESCO

La lechosa es la gran ganadora de la competición pues, además de suministrar importantes dosis de vitamina C y provitamina A, contiene agua en cantidad y papaína, una enzima que disuelve las proteínas de manera semejante a la bromelaína. Esta última es contenida por la piña tropical o ananás y como se señala en el Instituto Nacional de Cáncer, http://www.cancer.gov/espanol tiene propiedades antiinflamatorias. Con el potasio y la vitamina C como ingredientes protagonistas, sus orígenes son brasileños aunque con el paso del tiempo arraigara en países como México, Tailandia, Costa Rica o Filipinas.

La lechosa, en cambio, es la fruta más exportada del mundo y su localización se ha difuminado aún más. Esto ocurre con el mango – México es su principal valedor-, que atesora magnesio y las mismas vitaminas que la lechosa. La chinola es una de las ‘frutas de la pasión’. Añade fósforo al magnesio y potasio suministrados por la lechosa o la piña, aunque su aporte calórico es mayor. Entre sus variedades, la granadilla destaca por su dulzura y se circunscribe a Brasil su consumo masivo en zumo, aunque Centroamérica es uno de sus más importantes exportadores.

El maíz morado con el que se elabora la «chicha morada» es el clásico refresco peruano hecho a base de maíz morado, piña, membrillo y limón. Sus propiedades antioxidantes previenen la presión arterial y el envejecimiento acelerado gracias a la antocianina, que también se halla en la cereza.

Esta sustancia colorante fue ampliamente estudiada por científicos de la Universidad de Helsinki (Finlandia) para la prevención de enfermedades cardiovasculares. El jugo de bayas rojas se ha planteado como alternativa al vino tinto para la protección dietética.

Otra fruta de índole exótica es el cupuazú (Brasil, Colombia, Perú y Venezuela), similar al cacao, aprovechado desde tiempos inmemoriales por indígenas y criollos. De ella se extrae el «cupulate», una bebida de las semillas del mismo fruto y parecida al chocolate. Empero, su pulpa también se utiliza en la elaboración del jugo, jaleas, bombones y helados. Ricas en grasas, su uso arcaico atañe a los dolores estomacales. EFE/ Reportajes

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