El juicio del asesinato de Hariri, una oportunidad para poner fin a la impunidad

El juicio del asesinato de Hariri, una oportunidad para poner fin a la impunidad

BEIRUT. El juicio a los presuntos asesinos del ex primer ministro libanés Rafic Hariri, que comienza el jueves en La Haya, es una oportunidad de hacer justicia para un país acostumbrado a que los crímenes políticos gocen de total impunidad.

Cuatro sospechosos, miembros del poderoso movimiento libanés chiita Hezbolá, aliado clave en Siria de las fuerzas del presidente Bashar al Asad, serán juzgados en rebeldía por el atentado suicida que costó la vida al exjefe del gobierno y a otras 22 personas, el 22 de febrero de 2005 en Beirut.

A pesar de una larga investigación del Tribunal Especial para Líbano (TSL) y la ausencia de los acusados, el juicio está considerado una necesidad para que se haga justicia.

«Por primera vez hay un intento por esclarecer la verdad», señaló Sami Salhab, profesor de derecho internacional en la universidad libanesa.

Una cadena de televisión de la familia Hariri, Futuro TV, lanzó una campaña hace dos semanas con el título «16 de enero de 2014: el tiempo de la justicia».

«Elegimos el camino de la justicia», dijo Ahmad Hariri, secretario general del movimiento del Futuro, dirigido por Saad Hariri, hijo de Rafic.

«Es cierto que queda aún un largo camino por recorrer para obtener la verdad, para conseguir, por primera vez en Líbano, que la investigación sobre un crimen político llegue hasta el final», destacó.

«Sabíamos que este camino sería largo, minado, repleto de obstáculos y con más asesinatos aún», añadió, felicitándose de la apertura del juicio y de que la justicia pudiera seguir su curso.

La violencia y los asesinatos políticos eran moneda corriente antes de la muerte de Rafic Hariri, en particular durante los 15 años de guerra civil (1975-1990). El de Hariri abrió una serie de asesinatos de políticos y de figuras de los medios de comunicación de los que se responsabilizó al régimen sirio.

Los partidos libaneses contrarios a Damasco acusaron a Siria de haber tenido un papel en estos asesinatos, a pesar de que ningún ciudadano sirio haya sido inculpado por parte del TSL.

Sin embargo, la cólera popular que suscitó la presunta implicación del poderoso vecino en este asesinato llevó a la retirada de sus tropas Líbano, donde estaban estacionadas desde hacia treinta años, cuando empezó la guerra civil.

Hezbolá acusó al TSL de ser un «instrumento israelo-estadounidense» y rechazó entregar a sus miembros inculpados.

Las divisiones entre libaneses durante la creación de este tribunal eran las mismas que con respecto a Siria. Por otra parte, el conflicto en el país vecino podría ser la causa de una serie de atentados recientes en el país, cuatro de los cuales ocurrieron en el sur de Beirut, feudo de Hezbolá.

«El conflicto en Siria eclipsó al TSL en los medios de comunicación», afirma Ghasan al Azzi, profesor de Ciencias Políticos.

«Los acontecimientos en Siria constituyen un gran peligro para Líbano y toda la región, puesto que las explosiones lo colocaron en medio de una guerra sin fin», añadió.

Para muchos libaneses, los problemas de seguridad en el país son más importantes que la apertura de un juicio en un tribunal lejano y en el que no estarán presentes los acusados.

«La formación de un nuevo gobierno y la seguridad son actualmente asuntos mucho más importantes para la gente que el tribunal», destaca Azzi.

Además, a su parecer, hay pocas posibilidades de que se revelen «sorpresas». No obstante, teme las consecuencias de una posible condena.

«El impacto sobre el frágil equilibrio en Líbano podría ser significativo», subraya el especialista.

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