El jurado del Príncipe de Asturias premia la labor de los Héroes de Fukushima

El jurado del Príncipe de Asturias premia la labor de los Héroes de Fukushima

Madrid, (EFE).- El grupo conocido como «Héroes de Fukushima», 230 técnicos y operarios de la empresa Tokyo Electric Power (TEPCO) que trabajaron en condiciones extremas para evitar una catástrofe nuclear en la central nipona de Fukushima Daiichi, fue galardonado hoy con el premio Príncipe de Asturias de la Concordia.

El jurado tuvo en cuenta que este grupo de personas representa los valores más elevados de la condición humana, al tratar de evitar con su sacrificio que el desastre nuclear provocado por el terremoto y el posterior tsunami del pasado 11 de marzo multiplicara sus efectos. Se conoce como «Héroes de Fukushima» al grupo de ingenieros, técnicos, bomberos, soldados, policías, voluntarios y jubilados que, pese al riesgo que suponía para sus vidas la exposición a altos niveles de radiación, trabajaron para atenuar los daños producidos en la central nuclear. Conocidos en principio como los «50 de Fukushima», posteriormente el retén se reforzó con 180 personas que trabajaron en turnos de 50 para enfriar los seis reactores de la planta accidentada. De ellos, explotaron tres, se incendió uno, se dañaron los núcleos y se produjeron importantes y peligrosas fugas radiactivas que obligaron evacuar a cerca de 80.000 personas que vivían a menos de 20 kilómetros de la planta.

Con una plantilla de unos 800 trabajadores activos en la central, sólo los miembros de este grupo trabajaron en turnos rotatorios, en condiciones extremas y poniendo en serio riesgo sus vidas para evitar el recalentamiento, la explosión y la catástrofe nuclear.

 En Fukushima, además de técnicos y operarios, se ofrecieron como voluntarios los propios ex empleados de la central.

Su actitud obedecía al alto sentido del deber, lealtad y camaradería niponas, así como a una elevada identificación de los trabajadores de Japón con sus empresas y el trabajo por el bien de la comunidad, valores que el jurado de los premios ha tenido en cuenta.

Ataviados con trajes protectores con escasa movilidad, máscaras, medidores de radiación y, en ocasiones, con bombonas de oxígeno, han sido los únicos seres vivos que han permanecido expuestos a altos niveles de radiactividad. Apelando a una situación de emergencia nuclear, el 16 de marzo los ministerios japoneses de Sanidad y Trabajo elevaron de 100 a 250 milisieverts el límite de exposición a la radiación para los empleados de la central; es decir, cinco veces el máximo permitido en condiciones normales.

Aunque las cifras de afectados son todavía inciertas, según la Agencia de Seguridad Nuclear francesa «en una hora la gente que se encontraba cerca de la central de Fukushima había recibido el máximo de radiación permitido para todo un año». Aún hoy, los trabajadores de TEPCO, la operadora de la central de Fukushima, trabajan a contrarreloj para lograr el estado de «parada fría» de esa planta en enero de 2012 y estabilizar así los inestables reactores.

La Agencia de Seguridad Nuclear de Japón elevó al máximo de 7 el nivel de gravedad del accidente de Fukushima, el mismo que se dio al de la planta ucraniana de Chernóbil en 1986.

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