El kiwi y la salud

El kiwi y la salud

El kiwi (así se denomina tanto la planta como su fruto) tiene el nombre científico de Actinidia chinensis, que hace referencia a su origen, China; concretamente a las riberas del río Amarillo (Huang He), donde crece en estado silvestre.

El conocimiento de esta exótica y singular fruta se extendió a otros países a comienzos del siglo pasado. Las primeras plantas llegaron a Estados Unidos y Nueva Zelanda. En este último país se comenzó a cultivar intensamente y recibió el nombre de kiwi, por su no menos singular pájaro nacional.

Los mayores productores de esta fruta son Nueva Zelanda, China, Estados Unidos, Chile, Japón, Italia, Francia y en menor proporción España.

El kiwi se adapta a cualquier tipo de terreno bien drenado (en el que escurra el agua de riego o la lluvia sobrante), siempre que no sea calcáreo. Con preferencia se desarrolla óptimamente en terreno arcilloso, provisto de abono natural (estiércol o mantillo). Exige un clima húmedo con ausencia de heladas; el Campo de Gibraltar tiene las condiciones adecuadas si se cultiva en zonas resguardadas del viento, sobre todo de los temporales de levante.

Se trata de una planta trepadora y vigorosa, con grandes hojas con forma acorazonada, de color verde oscuro y de entre 12 y 20 centímetros de diámetro. Las flores aparecen desde finales de mayo y durante el mes de junio; son redondeadas, de color blanco crema y aparecen en racimos.

De las flores polinizadas se desarrollan los conocidos frutos con forma de huevo, recubiertos de pelusilla marrón. Su pulpa, de sabor refrescante, ligeramente ácida, es verde esmeralda, con semillitas negras dispuestas en forma radiada. El centro del fruto, sin semillas, es blanco.

Esta deliciosa fruta es un alimento casi cotidiano en Europa desde los años ochenta del pasado siglo. Gracias a la intensa comercialización y rápidos transportes, no falta en todo el año, pues se trae desde el hemisferio austral, Nueva Zelanda y Chile.

Esta deliciosa fruta es un alimento casi cotidiano en Europa desde los años ochenta del pasado siglo. Gracias a la intensa comercialización y rápidos transportes, no falta en todo el año, pues se trae desde el hemisferio austral, Nueva Zelanda y Chile.

EL DATO

Los kiwis poseen un elevado contenido de vitamina C (más del doble que las naranjas)

y vitaminas del grupo B, entre ellas el ácido fólico. Así mismo son ricos en minerales (potasio, fósforo, hierro y magnesio), necesarios para la conservación y mejora de la salud.

Por si fuera poco, son antioxidantes, por lo que se le atribuyen propiedades, rejuvenecedoras, cicatrizantes, incrementadoras de las defensas y preventiva de ciertas enfermedades, pues contienen fibras que son laxantes y mejoran el tránsito intestinal.

De la importante acción protectora del corazón por el consumo de kiwis, según las conclusiones de investigadores noruegos de la Universidad de Oslo, publicadas en la revista científica Platelets. Para conocimiento y provecho de mis lectores, extractaré lo fundamental.

En primer lugar, es sabido el valor que tiene para la salud cardiovascular el consumo habitual de verduras y frutas, moderando carnes y grasas.

En esa saludable dieta, recomiendan, debe entrar el kiwi por sus notables virtudes.

Los citados investigadores han demostrado el efecto preventivo en personas que consumen dicha fruta a diario en la reducción de plaquetaria y lípidos (grasas) en plasma de humanos sanos.

Han verificado que el consumo de dos o tres kivis diarios en la dieta de los pacientes objeto de estudio hizo bajar en un 20 por ciento los niveles de triglicéridos (compuesto químico que es un éster de la glicerina o de los ácidos grasos) presentes en la sangre.

Por ser esta fruta especialmente rica en luteína –un antioxidante– puede reducir notablemente el riesgo de degeneración muscular asociado a la edad avanzada. ¡ A comer kiwi!.

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