El lado oscuro de las firmas

El lado oscuro de las firmas

El 2 de julio se acerca y de inmediato todo el mundo comienza a pensar en millones de dólares y firmas de prospectos para las Grandes Ligas.

Esa es la idea generalizada de lo que representa esta fecha, que desde el 2002 se equipara al sorteo de jugadores amateurs (draft) en los Estados Unidos, Canadá y Puerto Rico.

Pero la historia es mucho más profunda que eso, principalmente en la República Dominicana.

Desde fraudes con partidas de nacimiento, cambios de edad, de identidad, uso de sustancias prohibidas y el chantaje de escuchas nacionales e internacionales envuelven un negocio que se ha tornado más turbio de lo que muchos podrían imaginarse.

Las Grandes Ligas han establecido un “proyecto” en el que vienen al país y firman menores de edad sin ningún tipo de supervisión oficial de parte de una infuncional oficina del Comisionado de Béisbol, y poniendo en riesgo el futuro a largo plazo de miles y miles de dominicanos que lo abandonan todo para dedicarse en cuerpo y alma a la búsqueda del sueño de llegar a ser un Pedro Martínez, David Ortiz o Miguel Tejada.

El abuso sistemático

La novedad para las mayores es firmar jugadores dominicanos a los 16 años con el fin de proyectar unos siete años de preparación en el idioma, costumbre, educación y ritmo de béisbol.

Eso, con la expectativa de que estos lleguen a las mayores a unos 23 años y de ahí poder aprovechar al máximo la juventud del pelotero.

Pero el problema radica en que el joven de 16 años abandona sus estudios desde los 12, generalmente, para dedicarse por completo a la empresa de convertirse en jugador “firmado”.

Pero cuando esa empresa fracasa, el jugador se queda sin conocimientos siquiera básicos para poder desenvolverse en la sociedad.

Hay que tomar en consideración que un pelotero dominicano no firmado a los 18 años de edad, tiene el futuro en el negocio prácticamente eliminado.

El dinero de los bonos

Para los “firmados”, el tema es otra complicación.

Aquellos que tienen manejadores saben que entre el 40 y el 50 por ciento del bono se queda en esas manos y en ocasiones varias, como se comprobó con el caso de David Wilder, de los Medias Blancas de Chicago, algunos bonos van a manos de escuchas internacionales, quedándose el jugador prácticamente con nada que ostentar.

El caso de Sanó

Miguel Angel Sanó es un joven de 16 años y medio. Varios equipos se encuentran interesados en sus servicios, pero rumores sugieren que no tiene la edad que dice. En el proceso, le han realizado cuatro investigaciones, y la Junta Central Electoral ha emitido una sentencia ratificando que su identidad es la correcta.

La madre del pelotero ha sido cuestionada por los investigadores hasta para saber cuántas veces se ha embarazado, ellos no quieren hablar mucho por temor a que se perjudique la posibilidad de una contratación para Miguel.

Cero regulación oficial

La oficina del Comisionado de Béisbol de la República Dominicana no ejerce ninguna función en el proceso de las firmas de prospectos, menores de edad, ni tampoco hay un organismo en el país que vele por estos muchachos. “La oficina del comisionado es ignorada en el proceso de firmas de los jugadores”, dijo Porfirio Veras Mercedes. Afirma que la ley del deporte regula, pero no se cumple.

Temor en el consumo de sustancias

El doctor Milton Pineda se siente preocupado con el esfuerzo que están haciendo miles de muchachos dominicanos entre 12 y 16 años de edad para conseguir contratos profesionales, incluyendo, en algunos casos, el consumo de sustancias para mejorar el rendimiento.

“Cuando un atleta se encuentra en una edad tan joven, no ha desarrollado al máximo sus facultades físicas y tener muchachos tirando a 90 y 92 millas por hora con 16 años, eso no es algo normal, puede ser una excepción, pero no es lo más usual como estamos viendo en estos tiempos”, dijo Pineda al Hoy.

¿Y a qué se atribuye esta situación?

“Aunque no hay estudios realizados, y las Grandes Ligas tampoco le hacen pruebas a los jugadores antes de firmarlos, muchos de estos niños se están dopando para mejorar e incrementar sus rendimientos y eso es un tema que puede considerarse como una gran preocupación”, agregó el galeno.

Pineda entiende que las autoridades deben involucrarse más en el tema para tratar de preservar a la juventud dominicana, principalmente a aquella que más lo necesita como estos peloteros.

SCOUT DE LAS MAYORES

Hasta los 18… y de chepa

Un pelotero dominicano que quiera firmar con un equipo de las Grandes Ligas solo firma en la edad de 16 a 18 años, y ya en esos casos (de firmar con 18 años) es algo de suerte, algo así como una compensación o un favor que se le está haciendo al pelotero y que nunca supera los tres mil o cinco mil dólares. Yo creo que eso es uno de los peores errores que se están cometiendo en la actualidad, porque uno tiene que durar siete años desarrollando a un jugador y eso es demasiado tiempo. En el caso de los peloteros cubanos no hay ningún tipo de traba y los firman a cualquier edad, pero la realidad lamentable es que desde el 2002 cuando se estableció la edad de 16 años para firmar, los jugadores dominicanos que no han firmado a los 18-19 años de edad, se quedan fuera del sistema de las Grandes Ligas y tiene que dedicarse a otra cosa.

Considera un abuso el trato a los prospectos

Para el tres veces ganador del premio Cy Young, Pedro Martínez, el trato que reciben los prospectos dominicanos y sus familiares es un abuso en todos los sentidos.

“Mira, yo he visto que a las madres de algunos jugadores hasta les preguntan cuántas veces se han embarazado y muchas cosas que son demasiado internas, demasiado personales. Eso es un abuso y se están aprovechando de la pobreza y la falta de educación de muchas familias para violarles sus derechos más esenciales”, dijo Martínez a redactores de Hoy.

Martínez recomienda que lo mejor podría ser ofrecer bonos de menor cuantía y así preservar la integridad tanto física como emocional de los jugadores y sus familiares, principalmente las madres.

“Yo ahora que conozco mis derechos perfectamente, si estuviera en la situación de que alguien le preguntara a mi mamá algo de ese tipo, tuviera que pelear conmigo de inmediato”, agregó.

Martínez se refirió a la labor que realizan los investigadores de las Grandes Ligas al momento de verificar las edades.

“Si hasta la Junta Central afirma algo, qué mas quieren”.

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