El Lago Enriquillo
devorando terrenos

El Lago Enriquillo<BR>devorando terrenos

La notable expansión de la superficie del Lago Enriquillo, que en menos de una década ha ampliado su superficie en más de 75 kilómetros cuadrados a lo que era de unos 205 kilómetros cuadrados, amenaza seriamente las condiciones de vida de la región en torno al lago, desde Neyba hasta Jimaní y de ahí hasta Duvergé.

La elevación del nivel del agua del lago, de sus tradicionales 44 metros por debajo del nivel del mar a unos 38 metros en la actualidad, le ha permitido recuperar terrenos que antes eran de su dominio, como aquella vez en 1892 que su nivel fue de 0.61 metros sobre el nivel del mar.

Las consecuencias de esa nueva extensión del Lago Enriquillo ha perturbado toda la producción agrícola de la zona, en especial en su parte norte desde Jaragua hasta Boca de Chacón, cuando se ven las aguas batiéndose en áreas que hasta hace poco eran predios de floreciente agricultura o pastos para ganado.

Incluso en el Parque Nacional de las Caritas, próximo a La Descubierta ya se borró la larga distancia para llegar hasta el embarcadero cubierto por las aguas y tomar los botes e ir a la isla Cabritos. La admirable colonia de iguanas rinocerontes están siendo confinadas a un pequeño espacio entre la carretera y lo que ahora es la orilla del lago.

Pero el mayor problema que demanda una atención inmediata es ubicar un nuevo tramo vial entre Jimaní y Boca de Chacón, ya que las aguas del lago bordean la orilla de la carretera, y en una parte, ya la cubre parcialmente. Es de suponer que, como consecuencia del cambio climático, el régimen de lluvias ya está alterado, afectando la pluviometría y la alta capacidad de evaporación de la zona, que aseguraba un nivel del lago controlado y sin peligro para las personas y propiedades que residen en sus alrededores.

Enfrentar el avance de las aguas del lago hacia poblaciones como Duvergé, Los Ríos, Postrer Río, Jaragua, zonas de Neiba y otras, requerirá de grandes inversiones ya que se debería pensar en las soluciones a la holandesa, para imitar a esos Némesis de los peloteros dominicanos en el clásico mundial, de cómo han solucionado los problemas de sus costas arrebatadas al mar en más de un 30% con eficaces diques y han podido desarrollar una formidable estructura ganadera y de cultivos que es la admiración de los pueblos del planeta.

Los diques holandeses tienen una especial construcción ya que deben resistir el fuerte oleaje y feroces vientos provenientes del Mar del Norte. Si aquí se considerara que tales diques podrían salvar a la región del lago de su extinción, no tendrían que ser como los holandeses, ya que aquí las aguas del lago nunca experimentan oleajes por encima de los doce pies.

La proyectada presa de Monte Grande en el Yaque del Sur no influirá en los niveles del Lago Enriquillo, pero sí provocaría trastornos ecológicos después de su construcción. Es que se detendría el flujo de los sedimentos del río, que antes reforzaban la forma peculiar de la desembocadura en la Bahía de Neyba, que es ahora una salvaguarda para las poblaciones de la parte baja del río.

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HOY/ JONAS MUVDI

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