El lago Titicaca está enfermo

El lago Titicaca está enfermo

EFE.  Reportajes.  El segundo lago más grande de América del Sur, el Titicaca, sufre una grave contaminación  que ha despertado la preocupación de las poblaciones que viven en sus orillas, principalmente aimaras. La causa principal es la caótica ciudad de El Alto, la de mayor crecimiento en Bolivia en número de habitantes, con graves problemas de alcantarillado.

Situado a más de 3.800 metros sobre el nivel del mar, el Titicaca es el lago navegable a mayor altura del planeta. Sus 1.125 kilómetros de costa son una frontera natural entre Bolivia y Perú, en los Andes Centrales.

El angosto estrecho de Tiquina divide sus aguas gélidas en dos partes, una de 6.450 kilómetros cuadrados y otra de 2.112. Ambas forman, junto con el río Desaguadero, el lago Poopó y el salar de Coipasa, la cuenca cerrada del altiplano boliviano-peruano, el fondo de un antiguo océano, un ecosistema también llamado “puna andina”.

La inmensidad del lago y el contraste entre el azul de sus aguas y los picos nevados de la cordillera Real hacen justicia a las leyendas que narran como Manco Cápac y Mama Ocllo salieron de la isla del Sol hace más de 800 años para fundar el imperio Inca. Pero hoy los habitantes de sus orillas viven una realidad medioambiental que dista mucho de la majestuosidad del lugar.

A pesar de la aparente salud del lago grande, cuyas dimensiones permiten una capacidad de autorregeneración fundamental para el ecosistema, las aguas del Titicaca albergan varios puntos críticos de contaminación por el desarrollo urbano e industrial de la región. Los más graves son la otrora bahía de Cohana y el lago Poopó, en Bolivia, el río Desaguadero, fronterizo, y la bahía de Puno, en Perú.

“La gente está preocupada porque el agua es un medio de sustento que ellos tienen, y sin agua no se puede producir nada, no se puede cultivar, no se puede criar y menos vivir; entonces, es un factor importante que las autoridades tomen conciencia de que hay un riesgo”, señaló a Efe el técnico agrónomo Freddy Nina, de la Asociación Pro Defensa de la Naturaleza (Prodena).

La alguna vez bahía de Cohana está seca actualmente, en la orilla boliviana del lago menor del Titicaca, y por ello hay quienes la llaman “pampas de Cohana”. Incluye los municipios bolivianos de Puerto Pérez y Pucarani, en los que habitan más de 400 familias aimaras, y es la zona más afectada por la contaminación.

Situación crítica.  La crítica situación de Cohana se debe fundamentalmente a que está a escasos cien kilómetros de la ciudad aimara de El Alto, la más pobre y atrasada de Bolivia. Sus aguas residuales se vierten directamente a los ríos Pallina, Seco, Seque y demás afluentes del Katari, que lleva sus aguas contaminadas a la antes bahía.

Las consecuencias para las poblaciones de las orillas del Titicaca son dramáticas, ya que la producción de alimentos en condiciones tan duras como el altiplano, a unos 4.000 metros de altura, es imposible sin el recurso básico del agua. Por ello, muchos jóvenes de las comunidades de esa zona están emigrando a otras regiones de los departamentos de La Paz y Cochabam ba, en busca de alguna manera de ganarse la vida.

“Queremos que las autoridades arreglen el problema, queremos que el agua no llegue contaminada desde El Alto. Pero las autoridades vienen y prometen, pero nunca cumplen sus promesas. Sin agua, nuestros hijos no tendrán con qué producir”, contó un vecino de la otrora bahía. El Alto tiene uno de los índices de crecimiento de población más elevados de Bolivia, pero es la meca andina de la informalidad y carece de planificación y políticas que impidan el vertido de sus aguas residuales a los ríos de la cuenca cerrada. La actividad minera de las cumbres también parece ser un factor contaminante, aunque, como destaca Nina, “no hay un estudio exacto que indique de dónde vienen los minerales pesados”.

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Consecuencias

La contaminación de las aguas ha causado la desaparición de los peces, provocando que los habitantes de la región hayan tenido que abandonar una vida basada en la pesca. Otra de las consecuencias ha sido la proliferación de la lenteja de agua y el hydrocotile, plantas que se alimentan de los nutrientes que deposita la basura en el agua. El cambio climático ha prolongado la época seca, causando otros problemas.

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