El legado de Al Horford como la estrella dominicana más brillante en la NBA

El legado de Al Horford como la estrella dominicana más brillante en la NBA

Desde sus primeros pasos en el baloncesto, en su natal Puerto Plata, en el norte de República Dominicana, el camino de Al Horford ha estado marcado por la perseverancia y por cargar en sus espaldas el peso de ser, sin lugar a dudas, el más destacado jugador de su país en la historia de la NBA.

Horford es hijo del matrimonio de la periodista Arelis Reynoso y de Alfredo William ‘Tito’ Horford, un estelar de la selección dominicana de baloncesto y el primer jugador ‘quisqueyano’ en llegar a la NBA, tras ser escogido por los Bucks de Milwaukee en el sorteo de 1988.

Desde que tomó el balón por primera vez, Al ya tenía de frente el reto de superar lo que su padre había alcanzado en su carrera.

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Un joven Horford, lleno de sueños, mostró la determinación y dedicación necesaria desde aquel primer momento, cuando al concluir sus compromisos escolares se quedaba bajo el sol del mediodía a realizar disparos a canasta en la cancha de la escuela que estudiaba en Puerto Plata, con el propósito de continuar mejorando su juego.

Como lo hizo su padre, quien fue reclutado por la Universidad de Louisiana State y luego transferido a los Hurricanes de la Universidad de Miami, con quienes jugó dos temporadas en las que promedió 14,2 puntos y 9,3 rebotes por partido, el ahora estelar de los Celtics escogió el camino de la NCAA con el objetivo de llegar a la NBA.

En sus cuatro años en la Universidad de Florida en Gainesville (2004-2007), Horford guió a los Florida Gators, entrenados por Billy Donovan, a dos títulos de la NCAA, alcanzando una media de 10.3 puntos, 7.9 rebotes y 1.7 asistencias, destacándose por su liderazgo entre sus compañeros.

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Su gran actuación en el basquet universitario NCAA y su conocimiento del juego lo llevaron a ser escogido en el tercer lugar del sorteo de 2007, siendo superado solo por Greg Oden (Trail Blazers de Portland) y Kevin Durant (Supersonics de Seattle).

Al ya había pisado en terrenos donde su padre pisó y no dejó dudas de que como lo desearía su padre puso su apellido en alto al lograr la titularidad en la NBA.

Como padre, Tito ha estado presente para Al en este camino y sin dudas fue el parámetro a seguir por quien es el principal rostro dominicano en la NBA.

EL MODELO A SEGUIR

En este difícil y estelar recorrido, Horford, quien el pasado domingo se convirtió en el primer dominicano en acceder a una final de la NBA, ha sido consciente de que tiene las llaves que han abierto las puertas para las generaciones de jugadores dominicanos que siguen sus pasos.

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Estas declaraciones de Horford, quien ha asistido a cinco Juegos de Estrellas, reflejan lo importante que es para él cimentar un legado sólido, el cual han seguido jugadores como el también nativo de Puerto Plata, Chris Duarte, quien fue escogido en el pasado sorteo de la NBA por los Pacers de Indiana o por la estrella de los Timberwolves de Minnesota, Karl-Anthony Towns, de madre dominicana, quien estuvo bajo el abrigo de Al en la selección de su país.

El camino a la final ha sido tan largo como los 141 partidos de playoffs que ha disputado en su carrera, pero ha valido la pena como lo apuntó el dominicano al hablar con la prensa tras concluir el partido en el que sus Celtics superaron a los Heat de Miami, en las finales de la Conferencia Este.

Horford celebrará su 36 cumpleaños el próximo viernes, un día después de iniciar la final de la NBA contra los Warriors de Golden State, pero esta vez no pedirá como deseo estar en la lucha por la corona de la liga cuando apague las velitas de su pastel, pues la espera ha sido larga, pero la recompensa lo ha llenado de emociones. 

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