El legado de Juan Bosch

El legado de Juan Bosch

Juan Bosch Gaviño cumplió en el 2010 cien años.  Nacido en una zona rural de La Vega, aunque de padres españoles, fue un hombre extraordinario que trascendió por su conducta y su talento durante gran parte del siglo XX en República Dominicana y América.

Sus condiciones económicas le impidieron avanzar mucho en su educación formal, que compensó con su curiosidad intelectual, su experiencia ganada en viajes que fueron verdaderas aventuras,  y una gran imaginación puesta al servicio de una sensibilidad social fuera de serie, a través de narraciones cortas e intensas que reflejaban el mundo que le rodeaba, con un gran realismo, sencillez y hermosura.

Se destacó desde joven como escritor, un tanto al margen de la tragedia cívica que arropaba a su patria, la que terminó golpeándolo con la brutalidad propia de un régimen que arrasaba con todo el que brillaba con luz propia sin rendirle pleitesía.  Luego de cortos años de sortear los rituales del poder absoluto en el país y de cauteloso retiro al extranjero, su talento y su carisma lo fueron  catapultando a un liderazgo que se mantuvo hasta su muerte, por 60 años.

Cofundador del PRD, creador del PLD, y a través de éstos  progenitor de otros partidos, fue el  gran maestro de la política democrática dominicana.   Jugó en el exilio un importante papel en la obtención de apoyo para la lucha contra Trujillo en Cuba, Haití, Venezuela, Guatemala, Costa Rica y Puerto Rico, al tiempo que ganaba crédito por su actividad literaria.

En  todos esos años tuvo que enfrentar persecuciones, amenazas, acusaciones calumniosas y un golpe de Estado, lo que pudo superar gracias a su firmeza de carácter, su prudencia, su indudable magnetismo personal y una honestidad a toda prueba.

Sus actuaciones no estuvieron exentas de errores, como todos los seres humanos, entre los  que se destacaron  cierta tendencia al egotismo,   la inestabilidad de sus estados de ánimo y la virulencia hacia sus adversarios.

Bosch en 1963 demostró a los dominicanos cómo se debe dirigir una nación para todos en libertad,  resistiendo las presiones de los sectores retardatarios de dentro y fuera del país, renunciando a privilegios y prácticas deshonestas, lo que permitió a la nación superar el retroceso que significó el golpe de Estado de septiembre de ese año y  la eventual recuperación de la soberanía popular, no obstante la invasión extranjera del 1965.  La perpetuación  de su liderazgo moral, fruto de sus aportes intelectuales y organizativos lo convierten en punto de referencia obligado para todos.

Los últimos 40 años del siglo XX escenificaron una especie irrepetible de caudillismo intelectual de la pequeña burguesía urbana, representada por Balaguer, Bosch y Peña Gómez, provenientes de la zona rural cibaeña: el primero, como continuador, más ilustrado, del despotismo con violencia de estado tradicional; el segundo, forjador de una élite política y el tercero líder indiscutible de masas populares; pero los tres con una visión de Estado y del ejercicio político superiores a sus intereses personales y grupales.

¡Juan Bosch, el sembrador de la democracia dominicana..!

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