El lenguaje gestual también ha definido las reuniones árabes-israelíes

El lenguaje gestual también ha definido las reuniones árabes-israelíes

Madrid, (EFE).- El lenguaje de los gestos, plasmado en miles de imágenes difundidas por la prensa, ha reflejado, como pocas cosas, el ambiente de las numerosas fases del diálogo entre árabes e israelíes, desde que se sentaron por primera vez frente a frente en la Conferencia de paz de Madrid, de la que se cumplen 20 años.

El impávido rostro de los miembros de la delegación israelí en la la Asamblea General de la ONU tras escuchar el pasado 23 de septiembre la petición del presidente palestino, Mahmud Abas, de que Palestina fuera admitida como Estado miembro, recordó el frío ambiente del primer encuentro en el Palacio Real de Madrid.

 En aquel 30 de octubre de 1991, el gélido clima que se registraba en la capital española también reinaba entre los negociadores palestinos e israelíes, que ni se saludaron. Los tensos rostros del entonces primer ministro israelí, Isaac Shamir, y del responsable de la delegación palestina, Haidar Abdel Shafi, evidenciaban las heridas de un conflicto que había vivido cuatro guerras y una «Intifada».

Ya en la segunda jornada, Abdel Shafi, uno de los fundadores de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) y responsable de la Media Luna en Gaza, afirmaba ante la mirada atenta de Shamir- «No se puede hacer la paz mientras se confisca tierra palestina».

La pérdida de las elecciones generales en 1992, retiró a Shamir de la vida política y un cáncer acabó con la vida de Abdel Shafi en 2007. La frialdad de Madrid se caldeó durante la firma de la Declaración de Principios el 13 de septiembre de 1993 en Washington cuando un presidente palestino, Yaser Arafat, tomaba la iniciativa y tendía la mano a Rabin. Entonces, el presidente Clinton tocó la espalda de Rabin para que respondiera al gesto, y finalmente éste tendía la mano a Arafat para sellar el acuerdo de autonomía para Gaza, Jericó y Cisjordania, alcanzado en otra fase del diálogo en Oslo.

Hasta entonces, Arafat era considerado por Israel líder de una organización terrorista. Mientras que para los palestinos, Rabin había sido el ministro de Defensa que, durante la primera Intifada (1987), ordenaba a los soldados israelíes reprimir a los jóvenes palestinos que les arrojaban piedras.

La firma de la paz le costó la vida a Rabin, al ser asesinado el 4 de noviembre de 1995 por un extremista de la derecha israelí, Igal Amir, en un intento de torpedear el proceso de Oslo. Arafat falleció el 11 de noviembre de 2004 en un hospital de París, al que había sido trasladado muy enfermo desde Ramala, donde había permanecido confinado por el gobierno israelí de Ariel Sharón, durante casi tres años, desde el 24 de diciembre de 2001.

Lejos quedaba la imagen a la entrada de Camp David (a las afueras de Washington) en julio de 2000 ante un sonriente Clinton en la que un también sonriente Arafat «forcejeaba» con el entonces primer ministro israelí, Ehud Barak, para cederle paso. Barak acabó entrando primero.

A pesar de unos gestos que evidenciaban una mayor cercanía entre ambos líderes, los encuentros de Camp David concluyeron sin que las partes alcanzaran un acuerdo debido a las discrepancias en torno a la soberanía de Jerusalén. Posteriores conferencias como la de Annapolis (2007, Maryland. EEUU), auspiciada por el presidente estadounidense, George W. Bush, y en la que participaron el presidente Abás, un hombre mucho menos mediático que su antecesor Arafat, el primer ministro israelí, Ehud Olmert, volvieron a enfriar el ambiente. La últimas fotos muestran una evidente frialdad en los rostros de los protagonistas del largo conflicto. Algo que se ha acentuado tras la petición de Abas para la admisión de un Estado palestino en la ONU el pasado septiembre.

 Mientras la solicitud era recibida en pié y con aplausos por la gran mayoría de asistentes a la Asamblea, las delegaciones israelí y estadounidense permanecían sentadas y con semblante serio. Veinte años después el que no ha cambiado es el semblante del actual primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, quien recibió con el mismo gesto al petición palestina en la ONU que las reivindicaciones que plantearon en Madrid, donde asistió como viceministro de Exteriores y portavoz de la delegación de su país. EFE

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