El libreto de la reelección

El libreto de la reelección

POR RAFAEL TORIBIO
Hay un libreto que debe ser seguido por todo Presidente de la República que intente reelegirse, así como por sus seguidores más cercanos que lo acompañan en esa aventura.

Como es lógico suponer, en nuestro caso las indicaciones más acabadas del reeleccionismo se las debemos al doctor Joaquín Balaguer, maestro indiscutible y reconocido en esta materia.

El libreto de la reelección seguido por Balaguer no incluye los malabares discursivos que tiene que hacer quien antes la había combativo. Como siempre fue reeleccionista, no contempló en su manual la forma en que hay que desdecirse de lo que antes se había defendido.

El desafío de quien tiene que desdecirse debe enfrentarse tratando de evitar que el antirreeleccionista de ayer, hoy reeleccionista, aparezca como un farsante, un hombre sin palabra o apegado a un pragmatismo tan salvaje que los demás puedan apreciar que es capaz de cualquier cosa. A veces, aun cuando siempre fuera un reeleccionista “pasivo”, es decir, que no lo proclamaba porque se apartaría de discurso institucional, tiene que justificar aspirar a la reelección a pesar de que su partido se había opuesto, o el programa de gobierno presentado a la ciudadanía no la contemplara.

La situación se hace más difícil de sostener, no importa la hegemonía que se tenga dentro del partido o la brillantez del discurso, cuando el líder histórico de esa fuerza política se había proclamado contrario a la reelección, durante toda su vida. En ocasiones no queda otra opción que tratar de desmentir al líder aduciendo que su oposición al continuismo nunca fue por principio sino por una simple táctica política en circunstancias determinadas que lo aconsejan, aunque toda su trayectoria y sus declaraciones señalaran todo lo contrario.

Además de estos problemas que debe enfrentar y resolver quien opta por la reelección continuada, o por el continuismo, en otras palabras, que no es asunto menor ni agradable realizar, el libreto de la reelección contiene las sugerencias que deben ser seguidas. No aseguran el triunfo, pero si que el que no las observa tiene pocas posibilidades de triunfar. Veamos algunas de las recomendaciones de este interesante manual del continuismo.

Lo primero que se recomienda es la elección de un segundo que tenga pocas probabilidades de ser primero, en caso de que lo intente. Si da lugar a presumir que lo puede hacer, entonces se necesita una acción inmediata que lo haga disuadir de esa posibilidad, por las buenas o por las malas.

Aunque se tenga la decisión el 17 de agosto de buscar la reelección, lo recomendable es ante cualquier pregunta sobre si lo intentará, responder que lo importante en ese momento es poner todo su empeño en cumplir con el programa de gobierno que presentó a la ciudadanía y hacer un buen gobierno para beneficio de todos. En ningún momento debe ser rechazada, sino expresar siempre que es extemporáneo hablar de ella cuando lo que se necesita es cumplir con lo prometido y con lo que el pueblo necesita.

Mientras no define si optará o no por el continuismo, debe permitir y alentar que sus más cercanos colaboradores promuevan su repostulación y reelección, negando en toda ocasión que se trabaje en ese propósito y que los funcionarios invierten su tiempo en esos menesteres y utilicen los recursos públicos en esas actividades proselitistas.

Solo pocos días antes de que vaya a definirse la precandidatura debe abordarse la posibilidad de aspirar a un segundo mandato consecutivo: el manual señala la conveniencia de dejar para el último momento la decisión de que se optará por el continuismo y siempre tiene que darse le impresión de que se acepta como un gran sacrificio por las circunstancias, porque es necesario para bien del país.

En ningún momento debe permitirse entrever que la continuidad en el poder puede realizarse mediante la reelección del partido a través de otro candidato, tocándole una acción de gobierno superadora de la anterior, apoyado por el presidente actual. Actuar de esta manera puede dar la impresión de que otra persona, dentro de su mismo partido puede hacerlo igual o mejor que él. Hay que mantener la idea de él, y solamente él, es quién asegura el triunfo.

Como para presentarse a candidato a la reelección presidencial tiene primero que lograr ser candidato de su partido, una vez que se decidió por la aventura del continuismo, tiene que estar dispuesto a hacer todo lo necesario para no perder. Debe estar consciente de que debe enfrentar, y derrotar por un amplio margen, a todo aspirante a la precandidatura por el partido, ni importa que haya sido, o sea, uno de sus más cercanos colaboradores.

Aunque la reelección hay que tratar de imponerla, haciendo lo que sea necesario hacer, se recomienda presentar una buena justificación para el continuismo, sobre todo si personalmente, o su partido, anteriormente la había rechazado. Puede argumentarse que el pueblo es quién debe decidir si se debe o no continuar en el poder; que no se

puede permitir el retroceso, hay que continuar en el progreso; que no se debe cambiar de montura cuando se cruza el río o que no se siente que sea el mejor de los candidatos pero que ninguno lo supera. En todo caso, tiene que quedar muy claro que asume la búsqueda de la reelección no porque la quiera sino porque es necesario.

Invito a los lectores de este artículo que se sientan antirreleccionistas que me ayuden con sus sugerencias a completar este manual. A los reeleccionistas los invito que tomen como base el discurso del presidente Leonel Fernández de aceptación de su precandidatura y completen esa apología del continuismo.

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