El libro de Arlette Fernández

El libro de Arlette Fernández

ÁNGELA PEÑA
A pesar de los rasgos de ternura, la intimidad revelada, los secretos de amor descubiertos, los besos y los celos, la pasión desbordada o contenida, los reproches, las ilusiones cumplidas o las promesas truncas, el último libro de Arlette Fernández es más que la bella historia de dos amantes que agotaron casi todos los pasos de la adoración y el cariño, desde la ingenua yuca en el viejo colmadito de Papatón, en Santiago, esperada, respondida con la mirada distante de la amada desde la glorieta del colegio Corazón de Jesús, hasta el consentimiento de los padres,  las bodas y los hijos.

No es sólo la biografía de la vida pública y privada del coronel Rafael Fernández Domínguez, aunque el glorioso militar es el motivo principal de su obra. Es el revelador relato de un largo trecho de la historia política dominicana, porque el personaje central fue actor de primera en casi todos los escenarios del acontecer, desde Trujillo, hasta la revolución de abril de 1965 cuando una bala le cortó el aliento, tronchando su existencia digna. Pero la interesante crónica se remonta a épocas que precedieron la tiranía del llamado “Jefe”, porque los antepasados del heroico militar fueron figuras fundamentales combatiendo a Lilís, enfrentando a Báez, defendiendo la soberanía nacional frente a los yanquis, movilizando el país junto a Desiderio Arias, Luperón, José Desiderio Valverde, como Mamá Aurora o Papá Mauricio, Mamá Dolores, don Chelo, Fernando, Cirilo o Tío Pacito. Arlette es genealogista que cuenta con deleite las hazañas de esta familia de Puñal, Cenoví, Damajagua, El Caimito, Esperanza o San Francisco de Macorís, tan aguerrida que disparaba al aire con los partos, para que el recién nacido “no naciera pendejo”.

El coronel estuvo activo en varios cuerpos castrenses, al igual que su padre, el general Ludovino Fernández, incondicional trujillista cuyo discurrir y trágico final es parte de este pasado contado quizá por vez primera.

La viuda del decidido constitucionalista de abril dejó en el tintero pocos recuerdos de su esposo. Están sus compañeros de estudios, cuarteles, armas y luchas, posando en fotos de niños o de adultos, narrando sus vivencias junto al oficial, el boxeador, el fanático de los carros, el defensor de Bosch, el insurrecto contra Donald Read, el iniciador de la contienda de abril, el combatiente…

El recelo de los “cajotas” y de la Vieja Guardia hacia los académicos o “wallestrises”, la vida en el barrio para oficiales de San Isidro, las cartas de amor, la inmensidad de fotos, los informes desconocidos, los reportes inéditos, son tan impresionantes como la revelación de lo que ocurría en los cuarteles durante la expedición del 14 de junio de 1959, el ajusticiamiento del Generalísimo, el fugaz mandato de Ramfis, el levantamiento de Rodríguez Echavarría, la formación del Consejo de Estado, los sucesos del Parque Independencia, el derrocamiento de Bosch, la guerra del 65, contado por ella, por él, por generales, mayores, tenientes, capitanes, cadetes o pilotos que estuvieron bajo el mando del carismático líder, protagonista de tantos acontecimientos trascendentes.

En casi quinientas páginas de una preciosa edición excelentemente cuidada, en lenguaje sencillo, ameno, conmovedor, Arlette Fernández desnudó su alma, desmanteló baúles, desocupó sus archivos personales como entregando a la posteridad la historia de un hombre que hace tiempo dejó de ser exclusivamente suyo para convertirse en “Soldado del pueblo y militar de la libertad”, como lo definió el Presidente Bosch, como la dama subtituló el volumen.

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