En mi época de juventud leí un proverbio árabe que me dejó una inolvidable impresión. Decía que un “libro es como un jardín que se lleva en el bolsillo”. Hace poco tuve la feliz experiencia de asistir a la presentación de una nueva producción del prolífico e incansable periodista y escritor Carlos Nina Gómez, con quien he cultivado una añeja amistad desde la segunda mitad de la década de los 70, cuando nos esforzábamos por abrirnos paso en la crónica deportiva local, una época liderada por figuras del calibre de Félix Acosta Núñez, Billy Berroa, Max Reynoso, Jorge Bournigal, Johnny Naranjo, Tomás Troncoso y Fernando González Tirado.
La obra “La Prensa Deportiva Dominicana” (Academia, Perspectiva, principios y ética) fue puesta en circulación a casa llena en la Biblioteca Nacional Pedro Henríquez Ureña, donde una vez más quedó demostrado el excepcional poder de convocatoria del autor, cuya bibliografía es extensa sobre temas diversos, siendo su principal inclinación por la disciplina del boxeo, donde se ha establecido como un reputado analista a nivel doméstico e internacional. En esa línea sobresalen sus textos: “Ranking Mundial, los 30 más grandes de la historia”, “los Mejores Boxeadores Latinoamericanos de todos los tiempos”, entre otros.
Su libro recién publicado se inscribe en una de las vertientes donde Nina Gómez ha hecho valiosos aportes, pues es el único cronista en el país que ha puesto énfasis en la elaboración de textos didácticos-pedagógicos para la superación de la prensa especializada en deportes. El primero en salir a la luz pública fue “Redacción Deportiva” en el 2006. Luego siguieron, “Prensa Deportiva Dominicana (Capacidades e Ineptitudes)”, “Historia de la Prensa Deportiva de América Latina y la Región del Caribe”.
Para enterarse de la singular existencia y logros del dinámico Carlos en los medios de comunicación, salpicada de anécdotas, vicisitudes de su niñez, y presidiario de la represión de los 12 años, se requerirían cientos y cientos de cuartillas. Por lo que esta entrega está dedicada principalmente a su última producción, la que tiene un contenido muy interesante con planteamientos muy críticos para mejorar la calidad entre sus colegas de oficio, poniendo como elementos vitales para hacer un buen ejercicio, la objetividad y la ética. Entre su listado de maestros cita a íconos como Gabriel García Márquez y John Maxwell.
Llama poderosamente la atención su inigualable pasión y capacidad para laborar simultáneamente en programas de prensa escrita, radio y televisión, y sobre todo su dedicación para escribir libros casi en tiempo récord, con la ventaja que los mismos son muy bien recibidos y valorados por un público cautivo que le profesa admiración, gracias a su pluma y singular liderazgo interpersonal. Cada vez que presenta un nuevo libro se comporta como un carismático artista en escena. Ni siquiera destacados escritores de literatura de ficción y de otros géneros consiguen congregar tantos adeptos y de tan variada capa social.
No puedo dejar pasar por alto la gratitud al resaltar mi nombre e insertar en su libro como ejemplo para las nuevos prospectos de la crónica deportiva, un artículo in extenso de mi libro “Temas Deportivos Globales, Culturales y Literarios”.
La presentación de la obra a cargo del prominente intelectual Tony Raful, Premio Nacional de Literatura, fue una joya de la conceptualización y del mejor uso de la palabra, que todos los presentes tuvimos el privilegio de degustar al máximo.
Cuando terminó el acto se me quedó grabada la imagen del rostro alegre de Carlos Nina, y percibí que su libro se había trocado en un jardín, cuyas hermosas flores aromáticas eran llevadas por los invitados para sus hogares henchidos de jolgorio espiritual.