El libro de Mario Read

El libro de Mario Read

VIRGILIO ÁLVAREZ BONILLA
El reciente libro «Trujillo de cerca», de la autoría del doctor Mario Read Vittini, constituye un importante aporte a la historia bibliófila de nuestro país. De Trujillo se ha escrito mucho, sus diferentes facetas y su controversial personalidad ha sido transcrita en numerosas obras de autores dominicanos y extranjeros.

Las vivencias narradas por Mario en su libro, sin embargo dan a conocer un aspecto poco difundido de las características de este hombre que se constituyó en árbitro absoluto del pueblo dominicano durante treinta y un años.

La obra de Read Vittini cuenta anécdotas y vivencias entre el autor y el gobernante desconocidas por la generalidad de los dominicanos, sobre todo en un entorno que en la época solía ser muy exclusivo y peligroso, por desenvolverse en la ciudad natal de Trujillo, San Cristóbal, de donde el autor es también nativo.

Conocí a Mario a mediados del año 1959, cuando habían pasado las invasiones de Constanza. Maimón y Estero Hondo, y en consecuencia el régimen de Trujillo se encontraba todavía «golpeado» por los efectos de estos acontecimientos. Había regresado de la Academia Militar de Georgia y debía prepararme para concluir los estudios del cuarto año de bachillerato. Mi padre como en efecto cuenta Mario, recurrió a él para que se encargara de mi preparación y a través del querido amigo Elías Arbaje, fui presentado a Mario, acudiendo desde ese momento todas las tardes a casa de su tía en la calle San Juan Bosco, donde recibía las clases preparatorias directamente del inolvidable amigo Polo Rodríguez.

Entre Mario y yo existió desde el momento de conocernos una corriente de simpatía, que se convertiría en una sincera amistad que ha perdurado a pesar de la lejanía obligada de exilio y el poco contacto que por múltiples razones tenemos.

En aquella época difícil aún para aquellos que como yo éramos compromisarios del régimen, me tocó compartir con abiertos desafectos a la dictadura sin que esto contribuyera jamás a dañar la creciente amistad que todavía me une con muchos de ellos. Quizás el propio Mario pensaba que no me daba cuenta de las cosas que se hablaban en aquella tertulia de amigos que noche por noche bombardeaban inmisericordemente el ya tambaleante régimen de Trujillo. Tanto fue así, que en una ocasión que un grupo de tertulios hablaban en baja voz en el patio de la casa de narras, fueron sorprendidos por mi presencia, ya que no observaron mi llegada debido a lo «entretenido» de la conversación, el silencio repentino se hizo notar, pero Polo Rodríguez, que estaba de frente a la puerta de entrada y que sí había notado mi presencia, tranquilizó a los demás diciendo; «no se preocupen que Billy es de confiar». El doctor Nemesio Mareo y Martínez (Nemito), que se encontraba en el grupo, interrumpió para decir «así es Polo; todos sabemos que Billy es incapaz de decir lo que aquí se habla, pero en honor a su amistad no debemos echarle una vaina hablando en su presencia cosas contrarias al gobierno». Agradecí la cortesía de aquel buen amigo siempre prudente y hacedor de consejos aciertos, siempre he guardado para Nemito el mayor de los respetos y una sincera y perdurable amistad.

Al transcurrir los años, Mario y yo coincidimos dentro de la misma agrupación política, si bien no trabajamos juntos, pues teníamos funciones muy diferentes, la oportunidad sirvió para reiterar lazos de amistad y escuchar de sus labios sabios consejos y orientaciones que de mucho me han servido en mi ya prolongada vida política. A Mario mis cálidas y sinceras felicitaciones por su libro y por sus grandes aportes a nuestra vida democrática.

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