El libro de Nene Ureña

  El libro de Nene Ureña

ÁNGELA PEÑA
“Rompiendo el silencio, Memorias de un banquero”, el libro que publicó José Ureña (Nene) hace unos meses, podría representar un documento necesario para conocer el surgimiento y las operaciones de las diferentes instituciones bancarias, comerciales, sociales, educativas, religiosas y hasta oficiales de las que formó parte este emprendedor, activo, luchador hombre de negocios que tantas adversidades ha enfrentado en la vida a pesar de que en un tiempo llegó a ser prácticamente uno de los dueños de la República.

Pero más que eso, el ejemplar es el testimonio de un ser humano que sobrevivió a la envidia de una sociedad que no perdona el éxito, sobre todo si el triunfador no está enganchado a los clanes de arribistas y corchos permanentes o no proviene de la clásica, rancia, tradicional aristocracia nacional.

Es posible que por algún representante de esos sectores, o por uno que otro competidor, tomara la determinación del suicidio el 14 de agosto de 1996 cuando, tras su salida del Banco que fundó, abandonado de amigos y relacionados, se sentía un apestado social vapuleado pública y privadamente, culpado de desgracias financieras desproporcionadas, según cuenta, y todos recordarán, pues el hecho está aun bastante fresco en el recuerdo colectivo. Lo que muchos ignoraban era que el antes demandado, reclamado, visitado, admirado, reconocido, agasajado y muy solicitado jefe del Banco del Comercio decidiera entonces acabar con sus días, perturbado por “la sarta de infundios y de acusaciones gratuitas y malintencionadas, una continuación de la tenaz campaña de pasquines y de habladurías” que le hicieron soltar de la posición, sembrando la desconfianza entre sus clientes y accionistas.

Derrotado, sin destino, sobó su pistola, la colocó discretamente bajo su camisa y  fue al patio de su casa a pegarse un tiro. Rezó el Credo, perdonó y pidió perdón y cuando estaba a punto de halar el gatillo escuchó, por suerte, una voz interior que lo obligó a romper su cita con la muerte. Felizmente. Porque hoy está vivo para contar el hecho que debe ser estímulo para prestar oídos sordos a las voces necias de la perversidad. El país se gasta corruptos, asesinos, violadores, ladrones, indolentes, cucarachas y ratas de marca mayor que viven y mueren como honorables caballeros habiendo cometido crímenes execrables. El pecado de Nene, si cometió alguno, debió ser venial u original comparado con el mortal de tantos lúmpenes con los que convivimos sin desearlo.

Pero el volumen no es sólo su edificante biografía que lo muestra como consagrado y tenaz trabajador de las tareas más duras desde que era un niño. Es también una extensa relación del acontecer político, social, cultural, comercial, religioso, porque el autor estuvo estrechamente relacionado con mandatarios, obispos, líderes, arzobispos, industriales, comerciantes, aspirantes a la presidencia y otras personalidades influyentes de quienes cuenta situaciones que enriquecen el ámbito reciente con sus revelaciones insospechadas.  Algunos de esos, entre los que hay connotados oportunistas, tal vez hoy ni lo saludan.

“Rompiendo el silencio, Memorias de un banquero”, contiene casi cuatrocientas páginas. Es una edición cuidada con esmero, bien escrita, atractiva por los relatos, las ilustraciones y la exquisita presentación. Es la remembranza particular de uno que sobrevivió a la maldad, el descrédito, la intriga, al que el Señor le permitió otra oportunidad para que dejara a la posteridad la comprobación de que nada ni nadie merece que uno le haga tanto caso al extremo de autodespacharse al más allá. Para los infundios están Dios, la justicia terrenal y debe estar uno en pie para enfrentarlos. El libro, además de todo lo bueno y nuevo que cuenta, es un homenaje a la dicha de estar vivo.

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