En ocasiones, el político higüeyano tiene unos arranques explosivos
Karina, el libro…. Karina, el libro”, eran las exclamaciones del exitoso político higüeyano Amable Aristy Castro, presidente del Senado, senador y diputado en varios períodos, secretario general de la Liga Municipal Dominicana (por más de una década) y otras cualidades relevantes. Amable es dueño de una tónica diferente al común de los demás políticos: siempre está abierto al diálogo, no ofende a nadie y es solidario con su gente. Se reputa como amigo de “todo el mundo”, sin importar bandería política. Pero en ocasiones, tiene unos arranques explosivos de “chupe usted y déjeme el cabo”…
Para las elecciones generales de 2008, cuando aspiró a la Presidencia de la República por el Partido Reformista, el “cañón higüeyano”, como lo bautizó el locutor Valoy, recibía asesoría política de un estratega español que le envió la democracia cristiana. Antonio, el asesor europeo, siempre recomendaba a Amable “paciencia y control emocional”. Y para avalar sus recomendaciones le entregó un ejemplar del libro “El Poder del Pensamiento Tenaz”, del brillante intelectual Norman Vicent, que contiene múltiples consejos para mantener una mente sana. Hojeó unas cuantas páginas y prometió asumir las buenas recomendaciones espirituales que contiene la obra. Pero esta promesa fue efímera.
Días después, en horas de la mañana, incómodo con una noticia aparecida en los diarios, que revelaba resultados de una encuesta que le eran adversos, Amable montó en cólera y repartió “boches y censuras” entre los responsables de su campaña. Enterado el estratega de la situación se presentó a casa del político higüeyano, y frente a frente, le recordó las recomendaciones del libro, lo que fue suficiente para que Aristy reflexionara y comenzara de nuevo a exclamar: KARINA, EL LIBRO… KARINA, EL LIBRO.
Y de inmediato, su inseparable amigo y colaborador, Melo, se desplazó hasta el comedor de la residencia de Amable y Andrea, en Arroyo Hondo, tomó el libro y lo entregó a su jefe, recordándole las advertencias de serenidad que le habían hecho.
Cuando llegó a sus oficinas, en la Liga Municipal, encontró en el escritorio otro ejemplar de la obra que le obsequiaba doña Luz, su lelegendaria asistente administrativa, herramienta que Luz utilizaba tantas veces el hombre se descomponía.
La esposa, Andrea, también hacía suyas las advertencias contenidas en la obra, para cuando Amable se tornaba explosivo “someterlo” a la obediencia. Estos son relatos para los anales de la historia del pueblo de Higüey y su gente.
Cuando explotaba se refugiaba “El Poder del Pensa- miento Tenaz”, que le regaló un asesor