El liderazgo y los recursos sostenibles

El liderazgo y los recursos sostenibles

JOSÉ BATISTA
El reconocimiento de que la maña es parte esencial de la conducta política supone un deber, y es el de comenzar un diálogo que permita un auténtico trabajo en favor de nuestros pueblos.

La solución no es el líder único, ni tampoco la importación de ideologías. El problema está en cada uno de nosotros; lo conocemos, lo sabemos, pero tenemos miedo de admitirlo. Admitirlo significa comenzar el diálogo abierto, significa autocrítica no destructiva, porque no genera culpa aislada y violencia dirigida; es un momento para diálogo de hermanos.

El concepto de idealismo en el análisis de este planteamiento es un mecanismo de escape a la realidad que tenemos frente a nosotros, que nos ha desangrado, que nos ha hundido en la miseria, que nos mantiene en tensión y divididos, lo que aprovechan los codiciosos de turno para llenar sus arcas, satisfacer apetencias de poder y usufructuar a los profetas de ideologías foráneas para establecer su campo de siembra, que no ha hecho más que cosechar división y muerte.

La maña, como instrumento político, tiene un origen que consciente o inconscientemente es maquiavélico en esencia.

Es cierto que los postulados maquivélicos corresponden a realidades de desarrollo de las sociedades, que se dan en el contexto de la acción del ser humano en su ambiente; pero no lo es menos que obedecen también a etapas del desarrollo humano y de los sistemas de valores que se adoptan en cada etapa, y que en muchos casos se sostienen porque el ser humano, ante todo, ama el vivir y aprende a sobrevivir, y por eso muchos líderes, de espaldas al deseo auténtico de los pueblos, han usado el modelo de sobrevivencia de los pueblos para validar los postulados de Maquiavelo.

Es necesario explorar el impacto de Maquiavelo en el acontecer político de nuestros pueblos, para establecer un marco de referencia ideológico que escapa a doctrinas políticas, regulando la acción de los líderes. Esto es importante, porque el ser humano tiene capacidad para cambiar, pero debe comprender qué es lo que debe cambiar.

Restaurando el propósito de la política.

Maquiavelo está presente en el quehacer hispanoamericano. Leído por muchos, comentado por otros tantos, de oírlo, ya no se oye; de ver su aplicación en la vida diaria, ya no se ve. Lo que viene a ser patrón se ejerce en forma inconsciente, pero es necesario que analicemos las premisas con que se actúa hoy para poder determinar si el maquiavelismo es una ley de conducta humana o una falta de desarrollo.

Lo anterior podría motivar una exploración de conciencia personal hacia un encuentro con nuevas realidades para establecer la relación de complemento que debe existir entre gobierno y gobernados.

Cambio y maña

«Hay tanta distancia entre saber cómo viven los hombres y saber cómo deberían vivir ellos, que el que, para gobernarlos, abandona el estudio de lo que hace para estudiar lo que sería más conveniente hacer, aprende más bien lo que debe obrar su ruina que lo que debe preservarle de ello; supuesto que un príncipe en todo quiere hacer su profesión de ser bueno, cuando está rodeado de gentes que no lo son, no puede menos de caminar hacia su ruina. Es, pues, necesario que un príncipe que desea mantenerse aprenda a poder no ser bueno, y a servirse o no servirse de esta facultad según las circunstancias lo exijan».

En esta cita, Maquiavelo establece el patrón de referencia para la acción de gobernar que tanto daño ha hecho en nuestra Hispanoamérica. Es la negación a la búsqueda de nuevas formas de hacer política.

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