El loco

El loco

Cuando un funcionario sale de una posición pública sin ser millonario, porque temía a Dios, le llaman loco. Cuando una persona era reconocida porque andaba con muchas mujeres, que no le era fiel a su esposa, mentía con frecuencia, recibía llamadas en su teléfono, y a veces no sabía qué excusas dar en su familia, pero de repente, un día conoció a Jesucristo, entregó su corazón, y cambió de vida. Y se convirtió a Jesucristo. Y dejó el mundo de las calles, de las mujeres y las bebidas. Es posible que le digan que se puso loco.

Y si después de eso, lo ven distribuyendo tratados, predicando el arrepentimiento de pecado o hablando de la venida de Cristo o de la necesidad de la salvación del alma, posiblemente lo tilden de loco. Y más si lo hace en lugares públicos, y si usa un megáfono, le dirán que anda superloco.

El apóstol Pablo era un perseguidor de los cristianos. Dice la biblia que él andaba camino a Damasco, a muchos kilómetros de Jerusalén, con la firme intención de arrastrar, golpear, apresar y hasta asesinar a los seguidores de Cristo. Pero que de repente, una luz y una voz, se le apareció en el camino, y duró tres días ciegos y sin comer. Y cuando Dios se le reveló a su corazón, y recibió el toque del Espíritu Santo a través del profeta Ananías, Pablo nunca fue igual. Para muchos compañeros de su partido, para los que eran del Sanedrín, del un grupo de líderes religiosos al que pertenecía, ese apóstol pasaría a ser un loco.

Ya no perseguía a los cristianos, ahora predicaba a Cristo. Y fue tal el poder que tuvo que hasta con su ropa sanaba a los enfermos. Hechos 19:11-12. Dios confirma su presencia por medio de señales y milagros.

El libro de Hechos capítulo 26, versículo 19, Pablo lo dice con sus propias palabras: ¨Por lo cual, oh rey Agripa, no fui rebelde a la visión celestial, sino que anuncié primeramente a los que estaban Damasco, y Jerusalén, y por toda la tierra de Judea, y a los gentiles, que se arrepintiesen y se convirtiesen a Dios, haciendo obras dignas de arrepentimiento¨.

El Evangelio es una subversión de los valores del mundo. El cristianismo es lo contrario a lo que el mundo enseña y pregona. Pablo predicaba que el Cristo había de padecer y ser el primero de la resurrección de los muertos, para anunciar luz al pueblo, y a los gentiles. (Hechos 26:23). Por eso, el gobernador Festo le dijo, en voz alta: Estás loco, Pablo, las muchas letras te vuelven loco.

Lo cierto, sin embargo, es un bienaventurado al que llaman loco por ser evangélico, el que es perseguido y vituperado por la causa de Cristo. Su galardón será grande en el cielo. (Mateo 5:11-12). Y cada quien será condenado o justificado por sus palabras. (Mateo 12:37)

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