El lugar del  Sistema de Educación Superior

El lugar del  Sistema de Educación Superior

Las transformaciones ocurridas en el mundo, relacionadas con el avance científico y tecnológico, y el desafío de vivir la modernidad bajo la sombra de una sociedad de riesgos (en los terrenos ambiental, social,  económico y en lo político a través de las hegemonías mundiales),  implican otorgar a la educación superior un papel estratégico más allá de la competitividad económica. Estas trasformaciones también producen nuevas reestructuraciones sociales y configuraciones mentales e imaginarios cargados de valor, mientras se grita a pulmón  por un orden universal justo y solidario, que han de ser tema  de gran interés y responsabilidad del Sistema de Educación Superior.

En ese contexto, el Sistema de Educación Superior es uno de los sectores que más ha de sentirse  llamado  a formar sujetos con visión holística, capaces de contribuir a generar condiciones para la exitosa inserción del país en la nueva sociedad global (no sólo en la economía), con énfasis en el dominio del conocimiento y portando valores a favor de la convivencia entre las naciones y del desarrollo humano sostenible con  equidad social.  Es el Sistema de Educación Superior el llamado a garantizar el conocimiento profundo de la realidad y a propiciar capacidades para la innovación científica y técnica.

Una de las razones para pensar el rol del Sistema de Educación Superior en este nuevo escenario es que involucra, interconecta y alimenta los demás sistemas relacionados al desarrollo de un país.

-Primero, conecta con todo el sistema educativo, en un proceso de diálogo y retroalimentación mutua.

-Segundo, se vincula indisolublemente con la economía a través de la formación de los técnicos y profesionales requeridos por las actividades productivas.

-Tercero, se articula técnica y científicamente con el sistema de  producción de bienes y servicios sociales, culturales y ambientales.

-Cuarto, se integra con valores de la cultura  de cada nación y universal, posibilitando con ello  la convivencia  entre naciones.

En el caso de República Dominicana, en un momento en que se ha diseñado una Propuesta de Estrategia Nacional de Desarrollo (2010-2030), el Sistema de Educación Superior tiene la ineludible tarea de sentar las bases del conocimiento para contribuir, como se plantea en la Visión de esta Propuesta, a tener “un país próspero, donde se vive con dignidad, seguridad y paz, con igualdad de oportunidades, en un marco de democracia participativa, ciudadanía responsable e inserción competitiva en la economía global, y que aprovecha sus recursos para desarrollarse de forma innovadora y sostenible”.

Ante esas perspectivas, el Sistema de Educación Superior ha de sentirse desafiado a pensarse a sí mismo frente a las exigencias que plantea la visión-país de la END. Este desafío implica iniciar,  de manera articulada, una reflexión profunda que le permita penetrar en su interior y conocer su capacidad  para acreditarse en el plano nacional y  mundial.

Para un período de 20 años, que es relativamente largo, la  Propuesta de Estrategia Nacional de Desarrollo plantea tareas ineludibles. Una de estas es consolidar un sistema de educación superior, ciencia y tecnología de calidad, lo que implica la necesidad de pensar seriamente en la actualización de la currícula -de modo que esté conforme a estándares internacionales de calidad-, en el establecimiento de  un régimen nacional de acreditación de profesores y carreras académicas, en el perfil y creación de una masa crítica de docentes-investigadores.  A esta tarea se une la necesidad de contar con un Sistema de Educación Superior capaz de crear y sostener un régimen de incentivos a instituciones y estudiantes para asegurar la formación de profesionales en las áreas de ciencia y tecnología, desarrollar los institutos técnicos superiores, reforzar la educación virtual y a distancia en las instituciones del nivel  superior, establecer un sistema nacional de acreditación de instituciones de este ámbito, fortalecer mecanismos que garanticen la igualdad de oportunidades en el acceso y permanencia en el sistema, y realizar alianzas estratégicas con organismos internacionales de educación superior. Todo esto forma parte de la consolidación del Sistema de Educación Superior.

En coherencia con lo anterior, tal como se plantea en la Propuesta END, el sistema de Educación Superior ha de promover una oferta curricular de formación continua que garantice la actualización profesional de los egresados universitarios, así como fomentar el espíritu emprendedor en los programas del sistema.  Para estos emprendimientos debe fortalecerse el sistema investigación en ciencia y tecnología, mediante el fomento de  la innovación y promoción de una cultura de investigación como vía de inserción en la economía y la sociedad del conocimiento.

Para estas tareas se requiere un liderazgo gerencial en ciencia, tecnología e innovación que:  a) integre las capacidades de los agentes, b) fomente  la vinculación de las universidades y sus centros de investigación con los sectores productivos, c) dé prioridad a los programas de I+D+i y de adaptación tecnológica en áreas y sectores con potencialidades de impactar en el mejoramiento de la producción y la calidad de vida de la población, d) consolide  la formación en las tecnologías de información y comunicación (TIC), y e) fomente el desarrollo y la innovación de la industria nacional de TIC.

Ese liderazgo deberá fortalecer la divulgación científica a nivel inter-universitario y nacional, a fin de lograr el acceso universal y uso proactivo de las TIC, incentivar  el uso de éstas como herramienta competitiva en la gestión y operación de los sectores público y privado.

Para ello se requerirá  incrementar el nivel de conectividad, así como la capacidad y calidad del acceso internacional del país, a través de la ampliación y actualización permanente de las infraestructuras físicas.

Además,  hay  un aspecto fundamental presente en la END que ha de ser objeto de seria reflexión por el Sistema de Educación Superior: la calificación del trabajo para la producción y la productividad. El Sistema, conjuntamente con los trabajadores, empresarios y Gobierno, han de generar un espacio de diálogo para crear pensamiento y líneas de acción en materia formativa para calificar la mano de obra para la innovación.

De igual manera,  habrá de contribuir, junto a otras instancias, a la capacitación continua a fin de acompañar al aparato productivo en su proceso de escalamiento de valor, facilitar la inserción en el mercado laboral y desarrollar capacidades emprendedoras.

Finalmente, para dar respuesta a los retos planteados en la Estrategia Nacional de Desarrollo, el Sistema de Educación Superior requerirá reflexionar sobre cómo fortalecer el régimen de evaluación y acreditación de instituciones educativas, consolidar el proceso de homologación de programas formativos y actualizar las metodologías de enseñanza y las plataformas tecnológicas a las demandas de las empresas y el desarrollo de iniciativas emprendedoras.

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Liderazgo

Para estas tareas se requiere un liderazgo gerencial en ciencia, tecnología e innovación que:  a) integre las capacidades de los agentes, b) fomente  la vinculación de las universidades y sus centros de investigación con los sectores productivos, c) dé prioridad a los programas de I+D+i y de adaptación tecnológica en áreas y sectores con potencialidades de impactar en el mejoramiento de la producción y la calidad de vida de la población, d) consolide  la formación en las tecnologías de información y comunicación (TIC), y e) fomente el desarrollo y la innovación de la industria nacional de TIC. Ese liderazgo deberá fortalecer la divulgación científica a nivel interuniversitario y nacional, con el objetivo  de lograr el acceso universal y el uso proactivo de las TIC, incentivar  el uso de éstas como herramienta competitiva en la gestión y operación de los sectores público y privado.

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